Este artículo se publicó hace 12 años.
"Sabré cambiar el PSOE para que siga siendo el PSOE"
El partido es federal, pero no "confederación de partidos", advierte
Despojado del traje de profesor, Alfredo Pérez Rubalcaba se vistió este sábado de mitinero en su discurso de postulación. Así se le escuchó repetir varias veces: "A mí no me van a quebrar, seré un líder fuerte", tras destacar la fortaleza del PSOE, aunque ahora pase horas bajas. También lanzó guiños sin parar a los municipios, a las mujeres, a los socialistas en el exterior y resaltó el "orgullo" que siente cuando mira hacia atrás y hacia adelante.
Pero ese orgullo se minimizó al referirse al discurso político de los últimos años. Según Rubalcaba, los socialistas han perdido "unidad y coherencia" en el mensaje. Por eso, abogó por restablecer esos atributos. "Somos Partido Socialista Obrero y Español. A ninguna de las cuatro cosas tenemos que renunciar", destacó, recordando que los socialistas han presumido siempre de ser el partido que vertebra España.
El aplauso de los asistentes fue generalizado, aunque hubo quien posteriormente lo analizó como una crítica hacia su rival, por ser del partido hermano, el PSC, y porque en la campaña se ha cuestionado su posición territorial. El candidato defendió que, si bien es razonable que las federaciones tomen más poder tras el desarrollo del Estado de las autonomías, no se debe "traspasar nunca la línea que separa un partido federal de una confederación de partidos". Así, defendió tener una dirección que, en los "grandes temas, sea capaz de fijar una posición común".
El legado de los exComo herederos de aquellos que "se levantaron contra las injusticias" hace 130 años, Rubalcaba reivindicó la herencia de José Luis Rodríguez Zapatero. "La lealtad a España es el mejor legado que nos puede dejar", señaló recordando que el PSOE es un partido de Gobierno.
Casi al final de su discurso de una hora de duración, Rubalcaba repartió halagos para el expresidente Gonzalez, que fue el que "convirtió" al PSOE "en un partido de mayoría con vocación de Gobierno". Tampoco se olvidó de Alfonso Guerra, que ocupaba la primera fila.
En esa mirada al pasado, Rubalcaba recordó lo que ha costado lograr el Estado del bienestar, la sanidad, las pensiones y la educación. Por eso cargó contra la derecha y sus "prisas" por llegar al Gobierno para deshacer el camino andado. Rubalcaba sostuvo que si la derecha "trata de volver a imponer sus dogmas", ellos se replantearán algunos acuerdos de la Transición. En concreto, anunció que "el PSOE se planteará la revisión de los acuerdos con la Santa Sede. Si quieren retroceder 30 años, retrocedamos en todo".
Campaña de "respeto"Las referencias a su rival fueron escasas. "Carmen y yo hemos dado ejemplo de respeto y elegancia", remarcó, bromeando sobre las veces que ella se había referido a él "como el pasado" y él le había recordado "que tenía más experiencia". Los últimos minutos sonaron al Zapatero del 35º Congreso, en 2000, cuando dijo a los delegados: "No estamos tan mal". Rubalcaba se despidió con un "podremos llegar tan lejos como queramos". También puso el límite. Que el proyecto siga siendo reconocible: "Cambiar el PSOE para seguir siendo el PSOE".
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