Este artículo se publicó hace 16 años.
Rufus Wainwright "resucita" a Judy Garland en su nuevo álbum
Hace un año y medio el cantante norteamericano Rufus Wainwright cumplió su sueño: resucitar a su adorada Judy Garland en un concierto en el Carnegie Hall de Nueva York en el que repasó las canciones que la heroína de "El mago de Oz" había interpretado, sobre ese mismo escenario, 45 años antes.
Aquel histórico homenaje está ahora a la venta en un doble Cd de nombre "Rufus does Judy at Carnegie Hall", además de un Dvd con un concierto de la misma gira en el London Palladium bajo el nombre de "Rufus! Rufus! Rufus! does Judy! Judy! Judy!".
Al igual que en sus anteriores álbumes, Wainwright sigue fiel a su estilo de pop barroco, que ahora utiliza para hacer versiones de 36 canciones del repertorio de Judy Garland, como "The trolley song", "When You're Smiling (The Whole World Smiles With You)", "Alone Together", "I Can't Give You Anything But Love" y "Chicago", entre otras.
Y, como no, no podía faltar "Over the rainbow", tema central de "El mago de Oz" que Garland, metida en la piel de la inocente Dorothy, cantó junto a Totó mientras fantaseaba sobre la existencia de un mundo maravilloso y sin problemas más allá del arco iris.
La adoración de Wainwright por Judy Garland no sólo responde a que la diva se haya convertido, casi cuatro décadas después de su muerte, en un icono gay, si no más bien al trágico paralelismo de sus vidas, marcadas por los excesos, las drogas, las depresiones y por ser, ante todo, políticamente incorrectos en la puritana América.
Wainwright sorprendió al mundo con álbumes como "Poses", "Want One" o "Relase the Stars" gracias a un estilo propio en el que, sin tapujos, fusionaba el pop con la ópera en canciones con letras en las que, predominante, habla sobre la homosexualidad, el amor libre y la crítica a la política estadounidense.
Un proceso creativo que siempre culmina como el mejor de los "showman": con un directo en el que interpreta sus canciones con voz de barítono y ataviado con plumas, tacones y, siempre, con mucho humor.
Pero antes de todo ello, Wainwright, a su 35 años, ya había vivido muchas vidas que, sin duda, ahora son más que una inspiración a la hora de componer; como la violación de la que fue víctima a los 14 años, que a punto estuvo de acabar en estrangulamiento si no hubiese sido porque al fantasioso de Wainwright se le ocurrió hacerse el epiléptico en el último momento. Sin embargo, este suceso le crearía un trauma que le ha costado superar más de 10 años.
Mientras que su musa, Judy Garland, se acostumbró al consumo de barbitúricos y anfetaminas para soportar el ritmo cruel de Hollywood, Wainwright comenzó a olvidar su terrible pasado a base de fiestas que aderezaba con unas dosis de cristal de metanfetamina, sustancia a la que ha vivido enganchado varios años y que a punto ha estado de romper su vida, y sus sueños, en pedazos.
Afortunadamente, Wainwright no acabó tirado en un baño como su diva y, después de varias sobredosis -tras una de las cuales incluso se quedo ciego durante varias horas- en 2002 Wainwright decidió rehabilitarse y, desde entonces, su modo de disfrutar la noche es sobre un escenario halagando a su público cada vez más heterogéneo.
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