Este artículo se publicó hace 15 años.
Roma se rinde ante Hiroshige, el maestro japonés que inspiró a los impresionistas
Roma se ha volcado en la exposición "Hiroshige, El maestro de la Naturaleza", presentada hoy, que reúne 200 obras del maestro japonés, uno de los mayores paisajistas del siglo XIX con gran influencia en el impresionismo francés, especialmente en Claude Monet.
Utagawa Hiroshige (1797-1858) fue el último exponente del arte "ukiyoe" de la escuela de la incisión y dominó la técnica popular nipona de la mitad del XVII al XX, desvelando la forma, el carácter y el gusto de la sociedad japonesa moderna.
El Museo de la Fundación Roma alberga la obra de Hiroshige acompañada de una meticulosa experiencia sensorial a base de sonidos de la naturaleza, agua y pájaros, jardines exquisitos japoneses, postales de viaje de la época realizadas por el autor, prolijas muestras de la técnica de "ukiyoe" y de la escritura "kanji".
La técnica de este tipo de grabado japonés que primó en la obra del maestro consiste en realizar los diseños en blanco y negro a mano para después ser grabados en madera de cerezo, uno por cada color, con la que se podían estampar después centenares de copias de la misma imagen.
Hiroshige fue un autor que miraba el mundo con dulzura y tranquilidad, "pensaba que el hombre debía vivir en armonía con la naturaleza y que también los animales, las plantas y las rocas tenían un alma", dijo en conferencia de prensa el presidente de la Fundación Roma, Francesco Maria Emanuele.
Retrata delicadamente, como si fueran personas, a las flores, a los peces, a los pájaros en el período que llegaban a Edo (hoy Tokio) y pinta la flor de cerezo, las libélulas, asociadas al estación estival, o el crisantemo, símbolo de la familia imperial, además de árboles, ríos, mares, montañas y al hombre haciendo de todo ello una realidad única.
Existe en la obra de Hiroshige "una concepción religiosa con el universo, un universo en paz que funde esos elementos con una sustancia única, el amor por la naturaleza", explicó el comisario Giancarlo Calza.
El comisario de la exposición, en la que han trabajado 250 personas y 30 empresas, explicó que hubo en esa época en Japón "un movimiento precursor, el movimiento del respeto a la naturaleza y la integración del hombre en ella".
Además, en tiempos del maestro japonés, Edo era la ciudad más poblada de Japón y se estaba convirtiendo en el centro de la cultura, de la moda y del arte y en 1868 fue proclamada la capital del imperio.
Los vaivenes de la ciudad no pasaron inadvertidos para Hiroshige y plasmó mujeres elegantemente vestidas con sus kimonos, artesanos trabajando y personas que pasean por la ribera del río, siempre con la presencia de la naturaleza, como la floración de los ciruelos, los cerezos en primavera o los arces rojos en otoño.
Hiroshige, que abordó en su producción diversos géneros, es considerado uno de los mejores paisajistas del XIX y gracias a la apertura de Japón a Occidente con la reforma del emperador Meiji, su arte penetró en Europa con gran éxito, acompañado de algunos maestros japoneses, como Utamaro y Hokusai.
La llegada de Hiroshige a Europa supuso una gran celebridad para el japonés e influyó en artistas impresionistas y post-impresionistas como Edgar Degas, Claude Monet, Vincent Van Gogh, Henri Toulouse-Lautrec y Paul Gaguin.
Las características mas evidentes de la influencia del arte "ukiyoe" son el uso de la tinta plana y lisa y de contornos subrayados con contraste de colores en el fondo, como testimonió Van Gogh en dos telas: "Retrato del Padre Tanguy " y "La Mousme", o la evidente inspiración en el naturalismo nipón presente en el cuadro de Monet "El puente japonés de Giverny".
Hiroshige heredó el título de samurai de su padre del que quedó huérfano a los 13 años y gracias a las rentas que le reportó pudo dedicarse a su pasión de artista.
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