Este artículo se publicó hace 13 años.
La risa, una buena medicina para los pacientes con demencia
Reírse sería una buena medicina para losancianos con demencia, y lo mejor es que se trata de unaterapia sin efecto colateral alguno.
El terapeuta australiano Jean-Paul Bell era originalmenteun "payamédico" que trabajaba con niños enfermos, pero ahorahace reír a los ancianos a través de un programa llamadoPlay-Up.
Bell también fue el terapeuta central de un estudiorealizado en Sidney sobre el impacto de la terapia del humorsobre el estado de ánimo, la agitación, los problemasconductuales y las relaciones sociales en pacientes condemencia.
El estudio demostró que sus participantes eran másfelices.
"La idea general detrás del programa Play-Up y lo queestamos haciendo en el Instituto Artístico de Salud es alentara los pacientes a jugar más porque creemos que tienen elpotencial de mantenerse jugando hasta el último suspiro", dijoBell.
El experto fundó el Instituto Artístico de Salud paraentrenar al personal que asiste a ancianos en elfortalecimiento de las relaciones lúdicas con sus pacientes,particularmente en aquellos con demencia.
El estudio, llamado SMILE (Sonrisa), tuvo lugar durantetres años e incluyó 36 hogares de cuidado y 400 residentes.
Vestido con una chaqueta azul brillante con botones doradosy listones en los hombros, Bell usa una combinación de juegos,bromas y canciones para hacer reir a los ancianos.
Además de verse más contentos, los pacientes con demenciainvolucrados en el estudio parecían estar un 20 por cientomenos agitados, dijo la investigadora Lee-Fay Low, de laEscuela de Psiquiatría de la University of New South Wales.
"Un 20 por ciento suena como un efecto pequeño pero es casila misma cantidad y el mismo efecto que se obtendría si se lesda medicación antipsicótica, medicación que se usaría paratratar la esquizofrenia y el trastorno bipolar", explicó Low.
Según la University of New South Wales, las tasas dedemencia se duplicarán en Australia -a cerca de 450.000-,fundamentalmente debido al envejecimiento poblacional.
Alrededor del 6,5 por ciento de las personas mayores de 65años y el 22 por ciento de los mayores de 85 tienen demencia,un término que nuclea hasta 60 condiciones diferentes queprovocan cambios neurodegenerativos similares en el cerebro.
Lo mejor de todo es que los pacientes con demencia nofueron los únicos que se beneficiaron con el estudio SMILE: "Elpersonal se vigorizó y sintió que su trabajo mejoraba", dijo laterapeuta Joanne Rodrigues.
"Fueron parte de algo de lo que podían ver los beneficiosconcretos", añadió.
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