Este artículo se publicó hace 16 años.
Riccó vuelae ntre sospechas
El tristemente fallecido Marco Pantani ya casi tiene heredero: su paisano y admirador Riccardo Riccó. Dos etapas y segundo en el Giro (según él, no lo ganó porque Sella favoreció a Contador) y dos etapas, de momento, en el Tour, donde se presentó a última hora y pensando en vivir al día. Ganador en el Macizo Central, deslumbrante en los Pirineos. Y lo que le queda. Escalador de los que no hay, aunque en el ojo del huracán a causa de su anormal hematocrito.
Una de Pirineos
Cuatro pasos de montaña de cuarta categoría, uno de tercera y dos de primera (Peyresourde y Aspin), aunque la meta muy lejos, a 25 kilómetros de la última cima. Buen menú para más de 200 kilómetros. Fresca temperatura, ausencia de lluvia. Escapadas, escapadas y más escapadas, como cada día. Gran favorito para la victoria final, Evans se cayó a la salida de una curva y se dio un buen golpe. Por suerte para él, sus rivales no se movieron.
En fuga, el alemán Lang, el bielorruso Kuschynski y el francés Jalabert (hermano del gran Laurent). El primero de ellos consiguió coronar en solitario el Peyresourde. El Aspin fue diferente. Con Evans dolorido, Kirchen manteniendo tranquilamente el liderato y Valverde mal colocado, Riccó atacó por primera vez. El intento fue controlado por Pereiro y sus compañeros. El segundo ataque no pudo controlarlo nadie. Se fue Riccó y no paró hasta la meta. Una auténtica exhibición que no le sirve clasificatoriamente, porque hizo una contra reloj penosa. Mientras, los Evans, Valverde, Sastre, Menchov y demás, mirándose entre ellos. Elevado promedio de casi 40 kilómetros por hora.
Riccó coronó el Aspin con la misma diferencia que obtuvo en la meta. Es bueno subiendo, pero también bajando. Cuesta arriba nadie pudo con él. Cuesta abajo, le dejaron ir. Ha nacido una estrella.
Llegada en alto
Con Evans tan magullado como días atrás lo estaba Valverde, la primera etapa pirenaica debe de resultar menos decisiva que la segunda. Hoy, más de 150 kilómetros con el mítico Tourmalet (2.115 metros de altitud) por medio antes de la meta situada en la cima de Hautacam (1.560 metros), ambos catalogados como fuera de categoría. Nueva ocasión para el lucimiento de Riccó y escenario más que sobrado para la esperada batalla entre los favoritos, que es de lo que se trata.
Allí ganó Javier Ochoa en el 2000, perseguido por Armstrong, seis meses antes de que fuera atropellado junto a su inseparable hermano Ricardo. Los Pirineos deberían aclarar la clasificación general, aunque la montaña tan sólo ha servido hasta ahora para lucimiento de Riccó, sin duda el único escalador de los presentes. Un rara avis. No parece que Valverde pueda distanciar a Evans, pero sí que Sastre está obligado a intentarlo. También Pereiro debería aprovechar su extraordinario momento.
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