Este artículo se publicó hace 16 años.
La reunión de la CBI decidirá la extensión o el fin de la moratoria a la caza de ballenas
La extensión o el término de la moratoria a la caza de ballenas establecida en 1986 marcará los debates de la sexagésima Asamblea anual de la Comisión Ballenera Internacional (CBI), que desde mañana tendrá algunas actividades con miras a la inauguración oficial del lunes, en Santiago.
También estará en el debate y en el interés de las organizaciones conservacionistas que observarán el encuentro de cinco días, la ampliación del Santuario Internacional Antártico, creado en 1994. dijeron hoy dirigentes de esas organizaciones
El fin de la moratoria año tras año divide en las reuniones de la CBI y el encuentro de Santiago no será distinto, pues un grupo de países encabezados por Japón, Noruega e Islandia abogan por su eliminación.
Los países que abogan por el fin de la moratoria buscan que la CBI vuelva a su punto de origen, como un organismo que solo regule la cacería, otorgando cuotas, lo que para los conservacionistas supone una vía expedita a la extinción de las ballenas.
Tal argumento lo sustentan en numerosos estudios según los cuales la población de ballenas equivale a menos de la mitad de la existente en 1946, pese a la recuperación que muestran algunas poblaciones de cetáceos, por efecto de la moratoria.
Ello, pese a que Japón, amparado en un artículo de la Convención Internacional para la Regulación de la Caza de Ballenas, que en 1946 dio origen a la CBI, burló la veda desde 1987 con el pretexto de la investigación científica.
Desde entonces, Japón ha dado muerte a más de 11.000 cetáceos, según datos del chileno Centro de Conservación Cetácea (CCC), mientras los sectores conservacionistas fracasaron en sus intentos de que se elimine el citado artículo, al no reunir el 75 por ciento de los votos que se exigen para ello.
En declaraciones al diario El Mercurio, el delegado japonés Joji Morishita defendió la "caza sustentable de ballenas" como parte de la tradición cultural de su país, además de desestimar que todas las especies estén en peligro de extinción y afirmó que no es posible estudiarlas sin usar métodos letales.
En ese contexto, la asamblea de Santiago ha sido definida como clave para el futuro de la CBI, que debe modernizarse o convertirse "en un fósil", según Elsa Cabrera, directora ejecutiva del CCC.
La Comisión debe decidir si se convierte en una institución de conservación y manejo de las ballenas o se fosiliza, anclada en la realidad que existía en 1946, cuando fue creada, según la dirigente.
El Fondo Internacional para la Protección de los Animales y su Hábitat (IFAW, en inglés), va aún más allá y propone que la CBI se haga cargo de todas las amenazas que afrontan las ballenas, incluidos el turismo de observación y la investigación científica no letal.
Así lo señaló a los periodistas Aimee Leslie, portavoz de esta ONG, que además propone que la protección se extienda a los pequeños cetáceos, como delfines y marsopas.
Greenpeace, que ha encabezado una resistencia activa a los buques balleneros japoneses, planteará en tanto que, en el marco de la modificación de los estatutos de la CBI, se otorgue a las ONG el derecho a voz en las reuniones de la comisión.
La reunión de Santiago, tercera que la CBI celebra en Latinoamérica, abordará también la propuesta de ampliar el Santuario Antártico, que cuenta con el decidido apoyo de los países de la región, con la única excepción de Surinam.
Argentina, Belice, Brasil, Chile, Costa Rica, Ecuador, Guatemala, México, Nicaragua, Panamá, Perú y Uruguay, además de Colombia como observador, crearon en 2005 el "Grupo de Buenos Aires" para coordinar sus acciones.
Brasil y Argentina, con el patrocinio de Suráfrica, propusieron en la anterior asamblea de la CBI la creación del Santuario Ballenero del Atlántico Sur, que fue aprobada, pero sin los dos tercios de los votos que se necesitaban, aunque confían en que ahora alcanzarán el respaldo necesario.
Chile, en tanto, anunció el pasado mayo la declaración de "Santuario de Ballenas" de todas sus aguas jurisdiccionales, iniciativa a la que se unirá otra que declara a las ballenas "monumento nacional".
También México, Costa Rica y Panamá han declarado Santuario Ballenero sus mares, mientras Argentina y Brasil prohíben la caza de cualquier tipo de cetáceos en sus costas.
A juicio de Juan Carlos Cárdenas, director ejecutivo de "Ecoceano", toda América Latina debiera convertirse en un santuario ballenero.
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