Recta final de la negociación del ERE de Iberia
Londres quiere imponer medidas más drásticas que las que negocian los sindicatos y la dirección de la aerolínea. El acuerdo debe estar cerrado antes del viernes
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Los sindicatos e Iberia disponen de tan sólo cuatro días para intentar llegar a un acuerdo que aminore las medidas de ajuste previstas en el plan de reestructuración de la compañía que el consejo de administración de su matriz, IAG, revisará el próximo viernes, en una sesión extraordinaria.
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El pasado 24 de enero, el consejo ordinario del hólding, creado tras la fusión de la aerolínea española con British Airways, hizo "una revisión de las actuales discusiones en torno al plan de transformación de Iberia y acordó mantener una nueva reunión el próximo 1 de febrero", según IAG. El grupo aéreo anunció, el pasado 9 de noviembre, dicho plan 2012-2015, que contemplaba, entre otras medidas, recortes de plantilla (en 4.500 trabajadores de un total de 20.000), rutas y flota. El pasado 17 de diciembre, sindicatos de los trabajadores de tierra y de los tripulantes de cabina (TCP) firmaron en la sede del servicio de mediación Sima un acuerdo con Iberia que suavizaba el plan inicial, permitiendo así desbloquear la negociación, y al que se adhirió más tarde el colectivo de pilotos.
Se acordó entonces que la fecha límite para alcanzar un acuerdo, el 31 de enero, es orientativa y puede ampliarse ligeramente siempre que se pacte entre ambas partes. Sin embargo, según fuentes sindicales, el consejero delegado de IAG, Willie Walsh, consiguió en la última reunión del consejo del hólding, que fue "bastante tensa", "imponer" la inmovilidad de la fecha límite y acordar que el órgano vuelva a reunirse de forma extraordinaria. Fuentes sindicales han señalado que Walsh mantiene el objetivo de que Iberia pase de unas pérdidas de más de 300 millones de euros para 2012 a un beneficio de 300 millones en un plazo de tres años, por lo que apoya medidas más drásticas. "Se comprometió a ello con los accionistas sin contar con nadie. Que no se hubiera comprometido", sentencian.
Para las organizaciones sindicales, dicho objetivo es imposible -es "soñar despierto"-, y apuntan a que las medidas que negocian tienen que dar beneficios razonables para los accionistas en 2017, año al que se amplía la vigencia del plan en el documento pactado en el Sima.
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Walsh, cuya posición provocó "mucho cabreo y discrepancias" entre los consejeros del hólding (7 por cada compañía), no logró romper la negociación con los sindicatos y sacar adelante su "plan B" para Iberia que consiste en convertirla en una aerolínea sólo de vuelos de largo alcance, sin servicios de tierra, explican las mismas fuentes. Con el "plan B", habría 7.000 despidos, pero todos los trabajadores de aeropuertos serían subrogados a otras compañías, lo que dejaría la plantilla de Iberia en unos 7.000 trabajadores, matizan. No obstante, las salidas de tantos trabajadores, que, además, en caso de Iberia afectarían a muchos sectores, tampoco son fáciles en España y los sindicatos recuerdan que el ordenamiento laboral español no es el británico.
Los sindicatos confían en lograr un acuerdo -aunque reconocen que no va a ser fácil-, porque sin él es "hacerle el juego a Walsh" y permitir que "se salga con la suya". En su negociación con Iberia, las bajas traumáticas están descartadas y los despidos "fuera de la mesa", y el excedente de plantilla necesario se hará a través del ERE en vigor que prioriza las prejubilaciones, indican. A cambio, todos los colectivos tienen que afrontar una reducción salarial, y a los sindicatos les gustaría que eso incluyera "al presidente y al consejero delegado de Iberia, que se subieron los sueldos el pasado año, mientras lo bajaban al resto de directivos".
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Las seis organizaciones firmantes del acuerdo del Sima -CCOO, UGT, USO, Asetma, Sitcpla y CTA-Vuelo- precisan, asimismo, que sólo cabe un acuerdo global de todos los colectivos, lo que incluye al sindicato de pilotos Sepla, que negocia con Iberia por separado y parece que, de momento, sin avances. No obstante, están seguros de que finalmente "la cordura reinará" -"el resto de colectivos no puede ajustarse más para que ellos se ajusten menos"- y que se logrará un acuerdo razonablemente satisfactorio para todos.