Rajoy llega a Bruselas dispuesto a rebajar el perfil de España en la crisis de Crimea
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El presidente del Gobierno viaja hoy a Bruselas para participar en la cumbre de los Veintiocho de la UE que pretende unificar su postura sobre las medidas a tomar contra Ruisa tras la celebración del referéndum de Crimea, que ha concluido con el voto de una mayoría aplastante partidaria de la anexión con la antigua Unión Soviética. Mariano Rajoy, sin embargo, después de mostrar una firme posición de apoyo a las sanciones económicas decretadas por la Unión Europea contra Rusia, ha comenzado a rebajar su entusiasmo y pretende trasladar al Consejo Europeo su oposición a que las sanciones continúen.
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A España, razonan en el PP, no le interesa en absoluto un enfrentamiento con el Kremlin, y "desde la Corona hasta el último empresario", saben que nuestra economía no puede permitirse prescindir del potencial ruso (turismo, gas, petróleo,...) Por ello, el presidente del Gobierno va a tratar, por un lado, de convencer a sus colegas del Consejo Europeo de que más sanciones a Rusia son contraproducentes para la recuperación económica. Se trata de la llamada "tercera fase" de estas penalizaciones a Moscú, en este caso, económicas, comerciales y energéticas. Por otro lado, Rajoy volcará sus esfuerzos en que del Consejo extraordinario de hoy y mañana salga una posición consensuada, más allá de la firma con el primer ministro de Ucrania, Arseni Yatseniuk, del Acuerdo de Asociación con la UE. Un Acuerdo que, en todo caso, algunas fuentes conservadoras tachan de "paripé", por cuanto ni siquiera retira la necesidad de visado a los ucranianos para viajar por Europa.
El entusiasmo con el que el ministro de Asuntos Exteriores ha comparado el referéndum de Crimea con el que pretende celebrar la Generalitat de Catalunya el próximo 9 de noviembre no ha despertado grandes entusiasmos en el Partido Popular. Lo que en un principio parecía obedecer a una estrategia electoral de cara las europeas del 25 de mayo para deslegitimar las intenciones de Artur Mas, ya es un sector muy amplio de los conservadores el que lo interpreta como una "torpeza" fruto de la precipitación de José Manuel García-Margallo, que se ha erigido como la voz más autorizada del Ejecutivo en el tema catalán. Lo cual, razonan en el propio PP, no deja de ser paradójico, al tratarse del ministro de la política exterior.
El presidente del Gobierno no tiene intención alguna de mencionar el caso catalán en Bruselas en este Consejo extraordinario, más allá de las preguntas que surjan en la rueda de prensa prevista para mañana viernes. El Gobierno cree que ambos refrendos, Crimea y Catalunya, son ilegales, pero ahí se acaba la similitud. Mucho menos, razonan los consultados, van a asimilar un proceso como el de Crimea, en donde la violencia empieza a asomar con fuerza, con las reivindicaciones catalanas, comparativa de la que "la Marca España debe renegar desde ahora mismo".Ucrania no es España, "ni mucho menos".