Rajoy se enroca en la inacción y niega la financiación ilegal

Mariano Rajoy convocó ayer, en la séptima planta de la sede del PP, un mini gabinete de crisis para perfilar su estrategia y responder con un comunicado al levantamiento parcial del secreto de sumario del caso Gürtel. Unos cuantos pisos más abajo, un grupo de dirigentes, a los que se les había convocado para hablar de Presupuestos, aguardaba con nervios y preocupación. Estuvieron más de una hora esperando a su jefe de filas.

La escena fue todo un ejemplo de la tensión que se vivía ayer en las filas conservadoras. Rajoy llegó con dos mensajes. Sostuvo que tras conocerse el contenido de la investigación quedaba "acreditado" que su partido no estaba ante "una trama de financiación irregular" sino ante una "trama de corrupción para aprovecharse del PP y utilizarlo en su contra". Y afirmó que su partido iba a "actuar y exigir responsabilidades" a aquellos que hubieran hecho "lo que no debían hacer".

Además, comentó que, ante las denuncias de corrupción, su formación no miraba "para otro lado" ni lo iba a hacer "nunca" y quiso defender que la mayoría de los cargos del PP eran "gente honrada" que cumplía "con su trabajo". "A veces con errores pero fijándose en la defensa del interés general", señaló.

El jefe de la oposición, que nada más comenzar a conocerse los detalles del sumario recomendaba a los suyos mantener "un cierto sentido de la indiferencia", reaccionó ayer con un clara actitud victimista. Rajoy prometió que haría algo pero no dijo qué, ni cuándo, ni cómo, ni contra quién. El líder del PP lleva desde febrero diciendo que tomará medidas pero en todo este tiempo no ha cortado ni una sola cabeza y no ha puesto en marcha ninguna comisión interna. Ayer tampoco movía ficha.

La dirección nacional cree que en el sumario no se cuenta nada distinto de lo que ya se sabía y realmente no tienen pensado tomar cartas en el asunto hasta que no haya decisiones judiciales. Fue María Dolores de Cospedal quien lo dejó claro en una rueda de prensa posterior en la que vino a contradecir a su jefe de filas. "El PP ya ha actuado", dijo la secretaria general recordando que todas las personas que habían sido imputadas estaban ya "suspendidas de militancia o relevadas de sus cargos". A la mano derecha de Rajoy le pareció "exagerado e injusto" que se dijera lo contrario. "Mi partido se ha comportado de forma ejemplar", recalcó. Cospedal insistió en que el PP no tenía tantos "medios" como los de la Justicia y que, por tanto, lo dejaban en sus manos. "Hemos hecho todo lo que podíamos hacer", señaló.

A lo máximo que llegó Cospedal fue a criticar los regalos recibidos por los principales imputados, reconociendo que no eran "nada ejemplarizantes". Al hablar sobre este asunto, aseguró que el PP iba a ser "firme y contundente" con independencia de que "fueran o no actuaciones punibles penalmente". Pero luego dio marcha atrás y puso como condición que todo "se demuestre primero". Cospedal hizo hincapié en que las cuentas del partido están en regla y en que era un caso "muy diferente del de Filesa", refiriéndose a la trama de financiación ilegal que sacudió al PSOE en los años 90.

Tanto ella como Rajoy querían tranquilizar a sus cargos y militantes en este sentido. Por eso Cospedal comentó que tanto Francisco Correa como sus socios "no eran dirigentes del PP" y que las sociedades eran "un entramado creado para enriquecerse ellos".

"Las cuentas están fiscalizadas puntualmente por el Tribunal de Cuentas y nada hay en lo que conocemos del sumario que contradiga el resultado impecable de dicha fiscalización", destacó. Pero lo cierto es que en la causa instruída por el juez Pedreira se hacen múltiples referencias a irregularidades en la Comunidad Valenciana y aparecen varias declaraciones de Pablo Crespo que apuntan en esa dirección en Galicia. Cospedal zanjó el tema diciendo que en el primer lugar "no hay ni conocemos nuevas imputaciones" y, en el segundo, se hablaba de algo que ocurrió "hace más de 10 años" y de alguien que ya no tiene "ningún cargo".

La secretaria general del PP prefirió seguir ahondando en la teoría de la persecución: "Este partido está siendo víctima de una actuación sectaria y partidista del Gobierno y del Fiscal General del Estado"+.

Dentro del PP muchos se sienten "avergonzados" con todo lo que está apareciendo. Creen que esto es "un cáncer" y no saben hasta dónde llegará la "metástasis". Algunos ven a Rajoy "desbordado". Otros piensan que dejandolo en manos de cada formación regional se demuestra "su falta de autoridad". La mayoría considera que el coste político va a ser elevado. Ayer ya empezaron a sufrir las primeras consecuencias. El diputado Alfonso Alonso tuvo que soportar ayer que un ciudadano le llamara "chorizo" por la calle . El presidente de la Diputación de Alicante, José Joaquín Ripoll, se encargaba de pedir que se quitaran "las manzanas podridas" porque esto no eran filtraciones sino un sumario "con credibilidad".

Los marianistas dicen que "confían" en las decisiones de Rajoy y que hay que darle tiempo. "Desde luego no va a actuar bajo esta presión, es lo peor que podría hacer", opinan. También piden no creer todo lo que dicen "unos delincuentes" y explican que el líder del PP tiene que responder de puertas para adentro y, por tanto, debe seguir apelando a la presunción de inocencia.

Ayer se difundieron mil y un desmentidos. Todos los implicados dieron sus argumentos por escrito. El presidente de la Generalitat, Francisco Camps, prefirió esperar a un acto para recordar que la Justicia hasta ahora "ha dado la razón" al PP y confirmar que él trabaja de forma conjunta con la dirección nacional para "resolver y tomar las decisiones que correspondan". También la vicesecretaria de Organización del PP, Ana Mato, se defendió tras ver como su nombre aparecía en el sumario. Dijo que a ella "nadie" le había regalado "nunca nada". "Podéis estar muy tranquilos conmigo. Todo lo que tengo es fruto de mi trabajo. Nunca he hecho ni haré nada que perjudique a mi partido", comentó cosechando los aplausos de sus compañeros.