Este artículo se publicó hace 12 años.
Rajoy admite que sus promesas estaban fuera de la realidad
- "Quien me ha impedido cumplir mi programa ha sido la realidad", asume en una entrevista con cuatro periódicos europeos
- Asegura que hará con el segundo rescate "de la misma forma" que hizo con la petici&oac
Hace tiempo que Mariano Rajoy tuvo que admitir que apenas queda rastro de todas aquellas promesas envueltas en luces de neón que ofreció en su programa electoral de 2011. Que ha hecho cosas que no le gusta, que no se ajustan a la doctrina de su partido –la más chirriante, desde luego, la subida de impuestos–, y que incluso desaprueban sus bases. Tanto como asumir que aquello que estaba escrito para atraer a los votantes se ha visto superado por los hechos, que no valía ni era realista.
Este domingo lo ha vuelto a afirmar el presidente del Gobierno con claridad meridiana en una entrevista a cuatro periódicos europeos –el español ABC, el italiano Il Corriere della Sera, el francés Le Journal du Dimanche y el alemán Bild am Sonntag–: "Soy absolutamente consciente de que no cumplimos con nuestro programa electoral, y créame que no me agrada nada. Entiendo perfectamente el desencanto que esto ha producido en muchos ciudadanos que dieron su confianza al Partido Popular, incluso en otros que no se la dieron, pero quien me ha impedido cumplir mi programa ha sido la realidad. Nosotros nos hemos encontrado con un déficit público casi tres puntos superior al conocido. Casi tres puntos son 30.000 millones de euros. Y eso nos ha obligado a subir impuestos. Y a reducir los gastos". Para excusarse, el líder del PP anota que no tiene "varitas mágicas" y que nunca prometió "milagros". "La situación es muy compleja, y la realidad obliga, pero este Gobierno no ha perdido las referencias", abunda.
Esa constatación es una de las afirmaciones que abren una larga entrevista –hecha en la Moncloa el pasado miércoles– en la que escasean los anuncios y sí abundan las reiteraciones. Sobre el asunto más delicado, y que se percibe como más inminente, la petición de ayuda a los fondos de rescate de la Unión Europea, Rajoy sigue preparando el camino. Es decir, ya no sólo no lo descarta, sino que asegura que su Gobierno actuará igual que como hizo con la solicitud de auxilio de la banca: "Vamos a esperar a las decisiones del Banco Central Europeo y a partir de ahí tomaremos una decisión que hoy no está todavía adoptada. Pero si creo que es bueno para el conjunto de Europa, para el euro y para España, lo haré, y si no, no. Actuaré de la misma forma que hicimos con las entidades financieras".
"Hago lo que beneficia a los intereses del euro y de España"
Entonces, el Ejecutivo estuvo negando hasta el último momento que fuese a demandar cualquier salvavidas a la UE –el ministro José Manuel Soria lo negó sólo unas horas antes de que lo anunciase su compañero Luis de Guindos– para luego acabar capitulando. Los cuatro medios, de hecho, le preguntan al jefe del Ejecutivo el porqué de esa "discreción", la misma que tuvieron en su día Grecia, Irlanda y Portugal, que negaron la posibilidad del rescate hasta el último minuto. "Yo no voy a entrar en las razones de portugueses, griegos e irlandeses, porque no me corresponde a mí, pero sí le digo una cosa con total claridad: yo hago lo que creo que beneficia a los intereses generales del euro y a los de España en cada momento concreto, y a partir de ahí tomaré mis decisiones", responde.
El Gobierno puede que mueva ficha y acuda a los fondos de rescate, pero siempre remacha que la solución a la inestabilidad europea no reside sólo en España, que "ya está" cumpliendo con sus deberes con Bruselas, sino en lo que hagan las instituciones comunitarias. Y en ese sentido, el presidente insiste en que es clave "lanzar un mensaje claro de irreversibilidad" del euro. ¿Cómo? Poniendo en marcha con celeridad los acuerdos del Consejo Europeo de junio, donde se pactó la recapitalización directa de la banca –para que los problemas de las entidades financieras no contagien las deudas soberanas–, la unión bancaria y, a más largo plazo, la unión fiscal, que Rajoy fija para 2018. "Las primas, los diferenciales de los tipos de interés, no responden a los fundamentos de las economías. Responden a las dudas sobre el euro", agrega. Y también a la excesiva "lentitud exasperante" con la que se mueve la UE.
Los periodistas inquieren a Rajoy por sus alianzas en el continente, su mayor proximidad al francés François Hollande –con quien se entrevistó este jueves– y al italiano Mario Monti –con él se reunió el 2 de agosto– y al enfriamiento de sus relaciones con la alemana Angela Merkel. El jefe del Ejecutivo replica con diplomacia: asegura que con el líder galo coincidió en su insistencia en la necesidad de articular políticas de crecimiento y con el primer ministro italiano, en la urgencia de dar "estabilidad al euro". De la canciller germana aplaude su "enorme solidez" y cita su desafío: "Resolver los problemas de la inestabilidad del euro y avanzar en la integración europea", y el presidente la ve "dispuesta" a ello.
La sociedad española actúa "con responsabilidad"Sitúa la unión fiscal para 2018, aunque critica la "lentitud exasperante" de la UE
En cuanto a sus siguientes retos en el Ejecutivo, Rajoy da pocas precisiones. Más allá de incidir en que, "en cuanto pueda", bajará el IRPF (no dice lo mismo del IVA, como sí hizo ayer desde Soutomaior), anticipa que su Gabinete hincará el diente este otoño a dos temas importantes. Uno, "la unidad de mercado, que es capital", ya que "no puede haber en temas de medio ambiente, transporte u otros 17 regulaciones distintas". Es una promesa vieja del PP (esta sí) que supondrá atar algo más en corto a unas autonomías cuya libertad de movimientos se verá de suyo más menoscabada si acuden al Fondo de Liquidez Autonómico (perífrasis de rescate). Por cierto que el líder del PP no cita más condiciones para las CCAA que requieran el auxilio que cumplir con el compromiso de déficit (1,5% para este 2012). La otra medida será atajar la "excesiva regulación por parte de los gobiernos autonómicos y también del Gobierno central", ya que el país requiere "muchas más facilidades para que la economía pueda funcionar mejor".
No trascienden en la entrevista anuncios de futuros recortes. El presidente juzga, no obstante, que toda la pléyade de ajustes que ha desplegado su Ejecutivo en ocho meses de legislatura no le pasarán factura. "Estoy convencido de que cumplir con mi deber me va a llevar a volver a ganar las elecciones", dice, ufano. El líder del PP siente que a la gente "le duele" sus medidas, y que lo entiende, pero añade que también halla "comprensión" en los ciudadanos. No le preocupa el malestar social: "Creo que la sociedad española se está portando con responsabilidad y es consciente de la situación en la que estamos".
Dos apuntes más sobre cuestiones domésticas. De lo que ABC denomina "deriva secesionista catalana", Rajoy no habla nada sobre el pacto fiscal. Tan sólo explica que el PP no apoyará "nada que se pueda plantear" que contravenga su ideario. Y sobre la libertad condicional del etarra Josu Uribetxeberria Bolinaga, condenado por el secuestro de José Antonio Ortega Lara, se ciñe a la versión del Ejecutivo y a las tesis de Interior, frente a la posición más radical del ala dura de su partido: el caso le "repugna", pero "la ley no distingue", y él tiene que "hacer caso" a lo que digan Instituciones Penitenciarias, los médicos y, en última instancia, los tribunales.
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