"Querido presidente..."
Se devela la carta del BCE a Berlusconi
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El jueves 4 de agosto, bajo la presión de los mercados de deuda pública de Italia y España, el BCE adoptó la decisión de intervenir en los mercados secundarios, y, al tiempo, el acuerdo de enviar a los dos jefes de Gobierno, Berlusconi y Zapatero, sendas cartas en las que se plasmaban exigencias a los dos gobiernos. Las cartas, de fecha 5 de agosto, fueron firmadas, respectivamente, por Trichet y Mario Draghi, gobernador del Banco de Italia, y Miguel Ángel Fernández Ordóñez, gobernador del Banco de España, y Trichet.
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La repentina decisión de Zapatero de proponer una reforma constitucional para limitar el déficit fiscal, en la última quincena de agosto pasado, hizo pensar que la carta giraba en torno a esa exigencia. Según parece, como se hace en el caso de Italia, se sugería que "una reforma constitucional endureciendo las normas fiscales también sería apropiada", tal como habían solicitado a la Comisión Europea Angela Merkel y Nicolas Sarkozy semanas antes.
La carta de Trichet y Fernández Ordóñez a Zapatero debe hacerse pública
En lo que más se hacía hincapié era, como ocurre en el caso de Italia, en los problemas del déficit, el crecimiento y el paro. La necesidad de cumplir el objetivo de déficit asumido por el Gobierno exigía controlar a las autonomías y preparar medidas adicionales.
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Pero, sobre todo, atendiendo a una idea que a la que ha consagrado prácticamente su entera carrera profesional Fernández Ordóñez, como economista y funcionario público, el corazón de la carta era la tasa de paro del 21%, el problema que distingue especialmente la crisis española del resto de la eurozona. Se recomendaba allí en términos directos, duros y muy claros que se aprovechara los meses que quedaban al Gobierno para rematar la reforma de la negociación colectiva y dar primacía a los convenios de empresa. Al tiempo, se situaba el paro juvenil como la lacra más sangrante, para lo cual se proponía la creación de un contrato de empleo juvenil completamente desregulado. Se sugería aprobar por decreto estas medidas. Los líderes de UGT y CCOO tuvieron conocimiento de estas exigencias
Zapatero no se sintió con fuerzas para dar a Trichet lo que pedía en materia laboral, pero sí estimó que podía limitar constitucionalmente el déficit. Era, según el análisis realizado, lo menos duro.
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Ayer, el periódico italiano Il Corriere Della Sera reveló la carta enviada por Dra-ghi y Trichet a Berlusconi. En el Parlamento, Mariano Rajoy preguntó, al ser presentada, en agosto, la iniciativa de reforma constitucional, por esa carta, de la cual Zapatero nada le había informado. El presidente no dijo palabra. Pero Rajoy recibió de manera oficial esa carta vía Banco de España-Banco Central Europeo. En aras de la transparencia: ¡que la hagan pública!