Este artículo se publicó hace 15 años.
El PSOE ve al PSC atrapado en una pinza nacionalista
José Antonio Alonso subrayó la necesidad de "dejar trabajar con tranquilidad" al Tribunal y "esperar el resultado"
La dirección del PSOE cree impensable que el Tribunal Constitucional emita una sentencia que "objetivamente" tumbe la esencia del Estatut de Catalunya. A partir de esta convicción jurídico-política, considera que la mejor manera de contribuir a que el veredicto del Alto Tribunal confirme sus expectativas es "hablar lo menos posible".
Así vino a advertirlo ayer su portavoz en el Congreso, José Antonio Alonso, quien subrayó la necesidad de "dejar trabajar con tranquilidad, con sosiego y con reposo" al Tribunal y "esperar el resultado de las deliberaciones".
Siendo esta la pauta oficial, el PSOE no sólo discrepa de la "presión preventiva" que ejercen los partidos catalanes, sino que juzga "contraproducentes" e "insólitos" pronunciamientos a favor de la insumisión institucional como el hecho en un artículo publicado ayer en El País por el conseller Ernest Maragall, que se manifiesta a favor de un desarrollo íntegro de la norma estatutaria a través de un "gobierno de coalición PSOE-PSC", con independencia del fallo que emita el Constitucional.
Para intentar restar trascendencia al planteamiento de Maragall, los socialistas se escudaban ayer en que se trata de "la opinión de una persona". Pero Ernest Maragall no es sólo el hermano del anterior presidente de la Generalitat, sino que forma parte del Gobierno autonómico y es el principal exponente, junto con Antoni Castells, de la línea más filonacionalista del PSC.
El PSOE no quiere echar más leña al fuego de una polémica que no sólo juzga "estéril", porque el Tribunal aún no ha logrado elaborar una sentencia, sino que además "favorece la estrategia del ruido que conviene al PP".
Pero, para muchos dirigentes del PSOE, lo que subyace en planteamientos como el expuesto por Ernest Maragall no es sino la prueba del nueve de la incapacidad de los socialistas catalanes para "imponer su propia agenda política" frente a la pinza nacionalista que ejercen CiU, desde la oposición, y ERC, desde el interior del propio Gobierno catalán.
A poco más de un año para las elecciones autonómicas, todos temen que lo que remendó la financiación lo desteja el Estatut.
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