Este artículo se publicó hace 13 años.
El PP sitúa en Sevilla el epicentro del cambio en España
La investidura de Zoido y los pactos del PP con IU dejan al PSOE en una situación crítica
Lo que ocurrió ayer en Sevilla y en Alcalá de los Gazules (Cádiz), por poner dos ejemplos, radiografía a la perfección la situación crítica que vive el PSOE andaluz, con un pie en la UCI desde el 22-M: todas las capitales están ahora en manos del PP con históricas mayorías absolutas y muchos de sus feudos donde han logrado ser la lista más votada han terminado con gobiernos conservadores con el apoyo de ediles de IU. Que los ciudadanos castigarían al PSOE estaba claro. Lo que no esperaban tanto en el partido es que otros concejales de izquierdas, aunque sin el aval de la dirección, los castigarían también.
La investidura de Juan Ignacio Zoido (PP) como alcalde de Sevilla fue ayer el epicentro del tsunami conservador. Allí estaban el líder del PP nacional, Mariano Rajoy, y el del PP nacional, Javier Arenas, que vieron reflejados en Zoido la Moncloa –el primero– y San Telmo –el segundo–. Junto a ellos, José Antonio Griñán, presidente de la Junta, aguantó con dignidad en primera fila el desfile de ediles del PP, 20 de los 33 que conforman el ayuntamiento, gobernado durante las tres últimas legislaturas por el socialista Alfredo Sánchez Monteseirín.
"Este bastón de mando es de todos los sevillanos, de la Sevilla del talento"
"Este bastón de mando es de todos los sevillanos, de la Sevilla del talento", dijo Zoido en su discurso ya como alcalde. Talento –que no el talante tan repetido por Rodríguez Zapatero– fue la palabra que más pronunció. Llamando a la participación de la oposición y de todos los ciudadanos y con un tono absolutamente conciliador –incluso puso como ejemplo a Felipe González, entre otros sevillanos que llevan por el mundo su talento–, abogó por salir de la crisis atrayendo a nuevos inversores, por hacer de la ciudad la capital de todos los andaluces y por combinar la Sevilla de las tradiciones con la de la innovación. Y avisó: no se puede concebir esta ciudad sin Reyes Magos, Semana Santa, Feria, Corpus o los toros. Entre las primeras filas miraba atentamente la duquesa de Alba.
Zoido no se salió ni un milímetro de un guión tranquilo y se lo puso, por tanto, difícil al PSOE (11 ediles) y a IU (dos concejales), a quienes pidió no bajar la guardia y a quienes prometió escuchar y respetar. "La oposición siempre mejora la gestión del gobierno (...) Todos somos aliados, gobierno y oposición. El enemigo común son la crisis y el paro", subrayó.
Como en la campaña, el nuevo alcalde de Sevilla, que llegó a excederse pidiendo disculpas, se presentó como un "servidor humilde" de todos los sevillanos, independientemente de la ideología de cada uno, e insistió en que no habrá nada que esté por encima de la ciudad. "Venimos a servir, no a servirnos, a gobernar y no a ejercer el poder, a dar respuesta a los problemas y no a crearlos", añadió. Zoido, no obstante, admitió que venían tiempos difíciles. "Y no sólo me quitan el sueño los que no llegan a fin de mes, sino los que ni siquiera pueden empezarlo", aseguró.
Las críticas de la oposiciónEl socialista Juan Espadas, que señaló que comenzaba un nuevo estilo de hacer política, recriminó al nuevo alcalde que su partido haya incumplido en muchos municipios lo que él mismo había exigido: que gobernase la lista más votada. Desde IU, Antonio Rodrigo Torrijos, destacó que Zoido había ganado con ideas de izquierdas y alejándose del PP nacional, y le adviritió a que ahora, como alcalde, tendrá que optar: "Entre ayudar al trabajador o al empresario". Zoido manifestó sentirse orgulloso de su partido –"Nunca he tenido complejo de mis convicciones"– pero insistió en que su servicio a Sevilla será su única guía. Además de las leyes y la Biblia.
Hubo más juramentos que promesas. La edil de IU Josefa Medrano fue abucheada cuando, al prometer el cargo, afirmó ser "ciudadana de un estado republicano, federal y solidario". Y, a diferencia de las mujeres del PP, que asumieron sus cargos en su mayoría como "concejal", todas las de la oposición prometieron los suyos como "concejalas". Mercedes de Pablos, del PSOE, lo dejó muy clarito.
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