Ni siquiera un encuentro amistoso va a servir de bálsamo para la selección española, que parece abonada a los problemas y a la polémica en cada una de sus citas.

Si en las anteriores el motivo de la discordia era la ausencia de Raúl, asunto que seguro volverá a estar de actualidad, en esta ocasión a la Federación y a su seleccionador les han pillado de sorpresa las "repentinas" lesiones sufridas por algunos de los convocados.

El asunto no tendría mayor trascendencia si se tratase de dolencias imprevistas, achacables sólo a la mala fortuna. Pero lo grave de la cuestión es que el entrenador llamó a dos jugadores que se encontraban en plena convalecencia de sus lesiones, que incluso les impidieron jugar con sus equipos anteriores compromisos.

Las invitaciones cursadas a Álvaro Arbeloa (Liverpool) y David Silva (Valencia) para el duelo ante Francia suponen, cuando menos, un despiste monumental de los asesores de Luis, que no informaron a éste de la coyuntura de los dos futbolistas.

Por si fuera poco, el joven Bojan viajará a Málaga en plena recuperación de una gastroentiritis que le hizo pasarse la noche del domingo al lunes en vela, con diarrea y vómitos. Además, Sergio Ramos y Carlos Marchena arrastran dolencias de poca entidad contraídas con sus equipos en la última jornada liguera.

Y todo ello, después de que Luis Aragonés hiciese el pasado jueves un amago de marcharse antes de la Eurocopa, molesto por la filtración de la Federación sobre un posible nombramiento de su sustituto previo a la competición estival.

Todo se ha ido sumando hasta cocinar de nuevo un plato amargo para la Federación y el propio Luis, quien hoy, después del entrenamiento en Las Rozas se mostró amable con aficionados y periodistas.