Este artículo se publicó hace 16 años.
El poeta Rafael Adolfo Téllez declara que su "sentimentalidad es muy antigua"
El poeta Rafael Adolfo Téllez (Palma del Río, Córdoba, 1957), que ha publicado su poesía completa bajo el título "Los pasos lejanos" (La Veleta), ha dicho a Efe: "En mis años jóvenes se hablaba de una nueva sentimentalidad, sin embargo, mi sentimentalidad es muy antigua."
Tras manifestar su alegría por "Los pasos lejanos" se haya publicado en una colección dirigida por Andrés Trapiello --"uno de esos pocos poetas que uno admira verdaderamente y además un editor honesto y al margen del comercio", señaló, Téllez añadió:
"Mi poesía obviamente no es urbana. Encuentro mis dioses profundos en viejas aldeas semiderruidas, allí me detengo, pongo oído a ras de tierra para oír las voces de quienes allí vivieron. Mis dioses profundas son, por ejemplo, una rama de jazmín asomando por encima de una vieja tapia derruida. Es el esplendor de lo humilde desafiando a la muerte."
Según Téllez, "el poeta debe ser quien es; si tiene algo que decir y alcanza a decirlo bien será un poeta, si no será otra cosa que no se sabe bien qué es; dicen que sólo escriben buenos poemas quienes se lo merecen; sólo se debe escribir cuando la palabra sea más necesaria que el silencio."
Profesor de secundaria en Aroche (Huelva), el poeta explicó: "Si vivo y trabajo desde hace años en un pueblo de la sierra de Huelva es por necesidad de estar cerca de un territorio que se asemeje a mi alma; hay sabor de vida antigua y misteriosa todavía aquí."
"Desde aquí, de algún modo, evoco los días lejanos de mi infancia en otro pueblo que entonces fue mágico también y que ahora es un lugar donde impera la prisa, el negocio y el ruido de los motores y y la opulencia; necesito la hermosa intemperie de estas montañas para sentir que estoy en el mundo", añadió.
Sobre sí mismo dijo estar "en la edad en la que uno comprende con desolación que los acordes del tiempo son duros pues se vive sólo una vez; ahora algunas de las cosas y seres que te rodean comienzan a ser sagrados", y añadió:
"No he hecho en mis poemas más que tratar de regresar; he cantado lo que se pierde; pero la vida es una herida absurda; la poesía es una manera de vivir; abro este libro como quien abre un viejo álbum de fotografías: sólo yo he envejecido."
"Leyendo estas páginas advierto con tristeza que todo fue muy aprisa; da la sensación de la vida nos engañó o de que nosotros engañamos a la vida", añadió Téllez antes de recordar que este nuevo volumen agrupa sus cinco libros, el último de los cuales lo integran doce poemas inéditos agrupados bajo el título de "Los cantos de Jopseph Uber".
Este volumen agrupa los poemas de "Si no regresas junto al portón oscuro", en los que asoma la sombra del gran César Vallejo; de "Quienes rondan la niebla", con retratos de familia y poemas de amor; de "Los adioses" y de su último libro, "Muertes y maravillas", en el que ya aparece ese heterónimo del poeta, Joseph Uber, "un pastor que guarda su rebaño a la orilla de un río muy antiguo."
Poemarios en los que ha tratado de seguir el consejero que le dio el poeta Eugenio Montejo de que "rezara al universo", ya que, según Téllez, "hoy se habla mucho de lo cotidiano en poesía, pero pocas veces lo cotidiano alcanza a ser milagroso".
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