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El poeta Juan Gelman reclama el derecho humano a "tener su tumba"

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El poeta Juan Gelman (Buenos Aires, 1930) reclamó hoy que el derecho de todo ser humano a tener su tumba, para descansar en paz, "un derecho fundamental", en referencia a los desaparecidos por las dictaduras militares como la que sufrió Argentina.

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Durante una conversación con la crítica literaria Mercedes Monmany, programada en el Hay Festival de Segovia, Gelman explicó que la palabra desaparecido engloba cuatro conceptos: secuestro, tortura, asesinato y desaparición de restos.

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A juicio del poeta, "todo esto se condensa en la cifra de 30.000 desaparecidos en Argentina, según las organizaciones de derechos humanos, aunque hay quien reduce la cifra y quien la aumenta", a la vez que abogó por que "ojalá sea la última dictadura que hace desaparecer la huella del crimen".

A Gelman no se le va de la cabeza el sistema empleado por los militares para hacer desaparecer a los detenidos: "les adormecían en las prisiones con pentotal, les subían a un helicóptero y eran tirados vivos al mar o, en otros casos, echados a crematorios".

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Marcelo, hijo de Juan Gelman, y la esposa del primero y nuera del poeta, la argentina María Claudia García, que estaba embarazada, fueron secuestrados en Buenos Aires, en agosto de 1976.

El cadáver de Marcelo apareció tiempo después en Buenos Aires, mientras que la nuera de Gelman fue trasladada clandestinamente a Uruguay, donde dio a luz una niña y posteriormente desapareció.

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Juan Gelman localizó en el 2000 a su nieta viviendo con la familia de un policía uruguayo que la adoptó, y meses después la joven recuperó su identidad, cuando contaba con 23 años.

Considerado como uno de los más grandes poetas contemporáneos, galardonado con el Premio Nacional de Poesía en 1997 y el Premio Reina Sofía en 2005, entre otros, Juan Gelman habló de su nieta a una pregunta del público: "es muy inteligente, muy sensible, tiene un gran sentido del humor, y nos llevamos muy bien".

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Eso sí, el poeta reconoció que "hay un vacío enorme entre nosotros que no podemos llenar, como que no tengo el recuerdo de sus primeros pasos o sus primeras palabras, por lo que tenemos que construir hacia adelante; se parece a mi hijo, en consecuencia a mi".

Tras ser localizada, la joven cambió su apellido para pasar a llamarse Macarena Gelman García.

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Juan Gelman logró recuperar los restos de su hijo a quien le dedicó una lápida: "Recuperado de la noche y de la niebla".

Gelman, a quien Monmany, definió como "el poeta del exilio, como el Ovidio de nuestros días", explicó que, durante su primer periodo de exiliado releyó a San Juan de la Cruz y a Santa Teresa de Jesús con quienes dijo coincidir en "el sentimiento de la presencia ausente del amado".

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En el caso de los místicos, en su opinión, era Dios, y en el suyo, los amigos y otras personas cercanas que había dejado.

Durante su intervención, el poeta leyó algunos versos de su obra Dibaxu, una serie de poemas que rescatan la música del sefardí, el pasado judeoespañol y su lenguaje.

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Para el poeta, escribir en sefardí, el español que se empleaba cuando fueron expulsados los judíos en 1492, "fue un atrevimiento"

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