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Perdido entre osos y lagos glaciares

Xermán dejó su trabajo en búsqueda de la naturaleza más pura

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"Marché a Rumanía en busca de una experiencia cercana con la naturaleza y lo que encontré en el Parque Natural de Retezat fue una experiencia salvaje". Xermán Peñalver tiene 30 años y es fotoperiodista.

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El pasado verano decidió dejar su antiguo trabajo y participar en el programa de Voluntariado Europeo de la Comisión Europea. "Quería vivir algo más antes de entrar en la treintena", explica.

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La experiencia le llevó a Arad, ciudad del noroeste de Rumanía: allí participó durante siete meses en un proyecto de reportajes en comunidades rurales. "Fue un fiasco, no se hacía mucho o casi nada", comenta. Desilusionado con el proyecto se dedicó a viajar por el único país de los Balcanes de habla latina.

"En Retezat buscaba evadirme de la realidad,del día a día de la gran ciudad"

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"En Retezat buscaba evadirme de la realidad, del día a día de la gran ciudad. Y lo conseguí, fue increíble. Lo recomiendo a todo el mundo", señala. El Parque Natural de Retezat, primero en la historia del país, está ubicado en la cordillera de los Cárpatos y es uno de los últimos bosques vírgenes de Europa. Además es la zona aislada más grande del continente europeo en la que hay un bosque mixto primitivo.

"Cuando llegué al parque había un sendero señalado para los turistas pero un error de orientación típico en mí me llevó a una parte de acceso prohibido para turistas". Xermán se vio en aquel momento solo, ante la inmensidad de un lugar donde coexisten una flora formada por aproximadamente 1.190 especies, de las que más de cien están amenazadas o en peligro de extinción, y una fauna donde los lobos, osos, jabalíes, linces o gatos monteses campan a sus anchas junto con otras pequeñas especies carnívoras como el tejón y la nutria. "Cuando me di cuenta de que estaba perdido decidí que lo mejor era seguir un riachuelo que pasaba por allí, ¡al menos no moriría deshidratado!", explica.

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Xermán anduvo varias horas pensando dónde acamparía esa noche y cuántos días podría estar en busca de la salida. Sin embargo, antes de caer la noche encontró a su salvador particular. "De repente vi una cabaña y me acerqué a pedir ayuda. Allí conocí a Alexandru, un guardia forestal que llevaba un mes sin hablar con ningún otro ser humano", señala. Lo primero que hizo el guardia, según cuenta Xermán, fue avisarle de que debería multarle porque está prohibido andar a su antojo por el parque. Acto seguido le informó que había tenido mucha suerte porque estaba en una zona de osos. "Aunque no son peligrosos", matizó Alexandru.

El guardia acogió al inesperado viajero y al día siguiente le enseñó algunos lagos glaciares fuera del circuito turístico y tesoros naturales escondidos en esta inmensa tierra virgen. De ahí nació una amistad que sigue hoy día y es que, según cuenta Xermán, está preparando una excursión de vuelta para el próximo octubre y así matar dos pájaros de un tiro: volver a envolverse de libertad y naturaleza y visitar a su amigo, el guardia forestal que lo acogió en su cabaña.

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"El recuerdo que guardo de Retezat es maravilloso. Rumanía es una tierra increíble con muchísimos tesoros escondidos, mucha tradición medieval y donde el viajero encontrará lo que busque, sea lo que sea", concluye el viajero.

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