Este artículo se publicó hace 16 años.
Las pequeñas empresas españolas se ahogan con la crisis
Por Sarah Morris y Sonya Dowsett
Israel Barragán y su mujer Isabel Navarro esperan celebrar unas felices fiestas navideñas en casa y en su tienda de artículos para el hogar en Madrid, pero reconocen que es posible que no baste un fuerte aumento de las ventas para salvar su empresa, que fundaron hace tres años.
Para seguir adelante Barragán y Navarro dependen de una línea de crédito de 60.000 euros, renovable al principio de cada año y que temen se cancele este año ante el endurecimiento del mercado crediticio.
"No tenemos el dinero para llenar esta planta", dice Navarro, de 30 años, señalando una cama en la planta baja que antes se utilizaba para mostrar ropa de cama.
"Hemos reducido gastos a lo máximo, pero no podemos recortar más. No ponemos tantas luces, hacemos la limpieza nosotros. Tuvimos que dejar ir al empleado que teníamos", explican.
Su tienda, llamada Piu e Piu, se encuentra entre las muchas pequeñas empresas españolas atrapadas entre la mayor cautela de los bancos a la hora de conceder préstamos y la reducción del gasto entre los consumidores, que están optando por los grandes centrales comerciales para enfrentarse a la crisis económica española.
"Hay ayudas para los bancos y las inmobiliarias, pero nada para nosotros", dice Barragán, que tiene unos gastos fijos de 12.000 euros al mes en su tienda.
Hasta el momento el Gobierno no ha tomado ninguna iniciativa para ayudar a los pequeños negocios, aunque al igual que otros países europeos ha respondido a la crisis financiera con planes para aumentar la liquidez, que espera tengan un efecto positivo en el conjunto de la economía.
Los sindicatos y la oposición han expresado su escepticismo acerca de que esto ocurra.
"La incertidumbre es si los bancos van a guardarse esta liquidez para los problemas que tengan en el futuro o si volverán a prestar a las PYMES y a los particulares", dijo Manuel Romera, director técnico del Instituto de Empresa de Madrid.
REACCIÓN EN CADENA
La economía española creció a un ritmo más rápido que la media europea en los últimos diez años, gracias al boom del mercado de vivienda y a los créditos baratos, pero ahora se acerca a la recesión, con el desempleo en el 11,3 por ciento en agosto, la mayor tasa de la zona euro, según Eurostat.
"El parón inmobiliario ha causado un efecto en cadena", dijo Camilo Abiétar, presidente de la Organización de Profesionales y Autónomos, que afecta a fontaneros, electricistas, calefactores, inmobiliarias, venta de muebles, tiendas de decoración, etc.
"Esta cascada va mermando ventas (...) estábamos acostumbrados a un mercado muy activo y muy dinámico y entramos en un parón casi generalizado", añadió.
Según las últimas estadísticas disponibles de Eurostat, en 2005 España tenía 59,1 PYMES por cada 1.000 habitantes, frente a 39,9 en el conjunto de la Unión Europea y 25,6 en el Reino Unido.
Este panorama podría cambiar rápidamente. Las pequeñas empresas no tienen el músculo de los grandes grupos para renegociar créditos con bancos y proveedores, de forma que no pueden recortar precios con rentabilidad para atraer a cazadores de gangas.
Por ejemplo El Corte Inglés, mayor grupo de distribución del país, acaba de introducir una marca de bajo coste para alimentación, droguería y perfumería.
"Si compramos 10 bolsos y vendemos dos, tenemos ocho. Ya he pagado por ellos. El Corte Inglés dice a sus proveedores que entregue los productos y devuelve lo que no vende", dijo Navarro.
CUOTA DE MERCADO
Aunque las ventas de los minoristas están cayendo -- con un descenso del 5,9 por ciento en agosto--, datos del Instituto Nacional de Estadística muestran que los grandes centros comerciales mantienen sus ritmos de crecimiento al arrebatar cuota de mercado a los pequeños comercios.
El grupo textil Inditex, con marcas como Zara, Bershka, Massimo Dutti y Oysho, logró un aumento en septiembre de su beneficio neto e incluso lanzó en julio su cadena de accesorios Uterque.
Los problemas de las pequeñas empresas, que generalmente se aprovisionan en el mercado nacional, también está teniendo repercusiones en los pequeños proveedores.
La industria textil española, famosa en el pasado por sus artículos de cuero como zapatos, bolsos y cinturones, está luchando por la supervivencia.
El sector, que cuenta con alrededor de 170.000 empleados, se concentra en la zona de Levante, principalmente en Alicante y Valencia.
"Llevamos muchos años con una crisis en el sector textil en España. Se han perdido mas de 70.000 puestos de trabajo desde 2005. Estamos muy preocupados. Están cerrando muchas fábricas. Casi a diario, es un goteo constante.", dijo José Mesa, responsable del sector textil en UGT.
Casi todos los días cierra un negocio.
Este mes, Sáenz Merino, fabricante de los vaqueros Lois, presentó una solicitud de liquidación del negocio, y UGT espera que en torno a 350 empleados pierdan su trabajo.
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