Este artículo se publicó hace 13 años.
El partido de Clegg busca superar el coste político de gobernar con los "tories"
El Partido Liberal Demócrata británico empieza hoy su congreso anual en Birmingham, centro de Inglaterra, en busca de mejorar los sondeos y superar el coste político de compartir el Gobierno con los conservadores.
Después de dieciséis meses en coalición con los "tories" de David Cameron, la formación de Nick Clegg sufre en carne propia el desgaste del poder y el precio que debe pagar por gobernar con una formación cuya agenda política rara vez compartió.
Este precio quedó reflejado en las elecciones locales celebradas el pasado mayo, cuando el partido, el tercero del Reino Unido, perdió 747 concejales y el control de nueve municipios, en lo que se considera han sido sus peores comicios municipales en 30 años.
Los seguidores liberaldemócratas están cada vez más descontentos con el liderazgo del partido, como lo reflejan las distintas encuestas sobre intención de voto, en las que la formación no supera el 16 %, por debajo del porcentaje en torno al 20 % que disfrutaba antes de las elecciones generales de 2010.
Así, el respaldo al partido de Clegg se sitúa en el nivel más bajo en veinte años, en gran parte, según los analistas, por su apoyo a la subida de las matriculas universitarias y la frustración en materia de reforma electoral, ya que el actual sistema de minoría simple favorece a conservadores y laboristas.
El sueño del partido por conseguir la reforma electoral -defendida por Clegg cuando negoció la coalición con los "tories"- se ha esfumado después de que la población rechazara este año en referéndum el cambio por un sistema alternativo que permitiera una mayor participación en el Gobierno de los partidos minoritarios.
Además, la formación recibió como un jarro de agua fría el descontento de los jóvenes en las manifestaciones en Londres por el aumento de las tarifas universitarias después de que los liberaldemócratas prometieran que no cederían en esta materia.
La formación busca, no obstante, adaptarse al "choque" político que supone abandonar la cómoda posición de partido en la oposición a estar en el poder, donde sufre el coste político de apoyar -a veces a regañadientes para salvar la coalición- a los "tories".
En este sentido hay una fricción con los conservadores en materia de salud ya que está en curso parlamentario una importante reforma del Sistema Nacional de Salud (NHS, siglas en inglés).
Este asunto será uno de los puntos más importantes de los debates que centrarán el congreso anual del partido, que termina el 21 de septiembre, pues los asistentes pedían una votación sobre alguna enmienda que pueda ser incluida en ese proyecto de ley.
Los afiliados al partido podrán debatir este asunto pero no se permitirá una votación sobre alguna enmienda que quieran proponer, algo que, según la prensa, ha enfurecido a los liberaldemócratas.
El partido de Clegg está descontento con el plan de los "tories" para que los médicos de cabecera tengan un mayor control del presupuesto del NHS y, además, permitir algún tipo de competencia en algunos de los servicios que ofrece la Sanidad.
Los liberaldemócratas y los laboristas consideran que esto puede abrir la puerta a una privatización del servicio.
Norman Lamb, ayudante parlamentario de Clegg, llegó recientemente a amenazar con la dimisión por esta controvertida reforma sanitaria, si bien terminó por argumentar que la mayor amenaza al NHS es el recorte en el sector público británico.
"La mayor amenaza al NHS reside en el desafío que hay por la necesidad de recortar 20.000 millones de libras (unos 22.600 millones de euros) de los presupuestos (del Estado)", dijo Lamb.
Pese a todo, bajo el eslogan: "En el Gobierno, pero contigo", Clegg -calificado por el diario "Daily Mail" como el "político más peligroso del Reino Unido"- confía en disipar los temores sobre su gestión y ganarse el apoyo de los afiliados.
Viviana García
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