Este artículo se publicó hace 14 años.
París inicia su segunda revolución sobre el asfalto
Abandona las autopistas urbanas e incrementa el uso de la bicicleta
París inició en noviembre su segunda revolución peatonal y ciclista para arrancar aún más espacio de calzada al automóvil y ganar en aceras, plazas, espacios verdes, pistas ciclistas, tranvías y carriles seguros de autobús. Casi diez años después de los primeros cambios en los bulevares más exteriores, que pusieron los pelos de punta a los automovilistas y a la oposición municipal de derecha, ahora la capital ataca el hueso duro: las plazas del centro, que hasta ahora eran auténticos cruces de carreteras.
Los ayuntamientos de varios distritos de la capital acaban de lanzar el proceso de concertación pública del "proyecto de reordenación de la Plaza de la República". Esa plaza, situada entre el centro y el este, es un repartidor del intenso tráfico rodado que, por las mañanas, va del este al oeste, y al final de la tarde, en sentido inverso. Por eso, excepto los numerosos días de manifestaciones, es una autopista.
Las plazas del centro dejarán de ser cruces de carreteras
El proyecto, que estará acabado en 2013, pretende quitar a los automóviles y a las motos el 60% del espacio de que disponen ahora en esa plaza. Los métodos para lograrlo son ensanchar las aceras, agrandar los espacios arbolados, e incluso cerrar al tránsito cuatro de las ocho avenidas que circundaban o accedían a esa plaza.
Esta vez, el modelo escogido es más radical que el que fue puesto en práctica en otra de las plazas céntricas, la ya remodelada Plaza de Clichy (centro-noroeste), finalizada hace unas semanas. En ese otro gran repartidor del tráfico entre la periferia y el centro, del total de 17.300 metros cuadrados, los motorizados sólo han perdido 1.450 de los 10.500 de que gozaban anteriormente. Las aceras y espacios verdes han pasado de 6.800 a 8.250 metros cuadrados.
Tras nueve años de revolución peatonal en esos y otros puntos, el resultado es que la ciudad que antes era un auténtico cruce de autopistas se ha civilizado. Especialmente en los barrios populares que circundan el centro. En los distritos 18, 19 y 20, el lema manifestante "Plus de trottoirs pour les gosses, moins de goudron pour les caisses!" ("¡Más aceras para los chavales, menos alquitrán para las máquinas!") se ha vuelto realidad. Una arteria como la Avenida Jean Jaurès,que antes era un carril de aceleración hacia la Puerta de Pantin y las carreteras nacionales, es hoy un espacio peatonal y de carriles bus y bici.
Los coches perderán el 60% de espacio en la Plaza de la República
Menos coches, más bicis
Al principio de esa revolución, la oposición municipal de derecha intentó crear un lobby automovilista para explotar el disgusto que sentían los aficionados a eso de ir en auto. Hoy, la oposición se lo piensa dos veces y ha moderado su discurso. La evolución del tráfico ha demostrado que eran realistas las previsiones del alcalde, Bertrand Delanoë, e incluso las más radicales de sus aliados Verdes. Es decir, que muchos automovilistas cambian de costumbres de transporte.
Según datos oficiales, allí donde en 2000 se registraba una media de 2.143 vehículos por kilómetro y hora dentro de París, al término de la primera revolución peatonal, en 2008, se contaban sólo 1.643. La velocidad promedio ha bajado de 17,4 km/h a 16 km/h. Y, contrariamente a lo que había augurado la oposición, no hay embotellamientos en las puertas. El tráfico en la autopista de circunvalación, pegada a esas puertas, ha bajado de 6.162 vehículos por kilómetro y hora en 2000, a 5.774 en 2008.
La clave del abandono del auto es la bici, nueva estrella de la capital. Según datos del ayuntamiento, entre 2000 y 2008 se ha registrado un incremento del 17% en los trayectos a dos ruedas.
No todo está ganado porque quedan varios huesos duros de roer. Para atacarlos, la alcaldía ha lanzado la operación Orillas del Sena, con la que prevé ensanchar aceras, crear espacios verdes y cerrar tramos de las autopistas urbanas que corren paralelas al río de la capital en muchos puntos. "París nació del Sena y ese río es su línea de vida. Entonces ¿cómo aceptar que ese lugar esté reducido al estado de autopista urbana?", escribe el alcalde en su presentación del proyecto.
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