¿Qué implicaciones prácticas tiene la declaración de pandemia por parte de la OMS?

Es difícil enumerar las implicaciones concretas. En un principio, lo que este cambio significa es que los servicios sanitarios, incluyendo los hospitales, tienen que prepararse para un aumento de casos. Tienen que estar capacitados para gestionar los pacientes con los que ya cuentan, más otros que enfermen a raíz de esta situación. Por supuesto, la pandemia también implica que hay que seguir estando alerta, porque no sabemos si va a cambiar el virus o la forma en la que se transmite.

¿Por qué la situación es más grave para los países en vías de desarrollo?

Hablamos de países donde sus sistemas sanitarios no son siquiera capaces de atender a las enfermedades que ya tienen, por lo que la situación empeorará si se le añaden nuevos enfermos, que requerirán de recursos sanitarios. Lo harán inevitablemente, aunque la enfermedad sea leve. En cualquier caso, el gran problema es el económico, porque esta gripe afecta a gente en edad de trabajar, lo que tendrá repercusiones negativas en la economía, como ya se ha visto en el caso de México.

La OMS no ha sido capaz de decir qué grupos deberían vacunarse de forma prioritaria ¿por qué?

Que la OMS sea imprecisa no significa que sea criticable. El virus es impredecible. Llevamos poco más de un mes con él y se necesita más tiempo para saber a qué población afecta más.

¿Cree que la OMS ha sido alarmista?

No. Ha cambiado el nivel de alerta porque la extensión del virus ya es evidente y porque encima se expande con rapidez, por lo que hay que estar vigilante.

¿Habrá vacuna?

En estos momentos, todo parece indicar que sí.