El padre drogó a Asunta y la madre la asfixió y se deshizo del cadáver
El juez sostiene que Alfonso Basterra suministró a la menor la "dosis tóxica de orfidal" y Rosario Porto le causó la muerte en un "plan concordado". Descarta la participación de una tercera persona
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Rosario Porto y Alfonso Basterra pergeñaron en conjunto un siniestro plan para drogar, asfixiar hasta la muerte y deshacerse del cuerpo de su hija adoptiva, Asunta, el pasado 21 de septiembre. Así se desprende del auto remitido a las partes por el juez instructor de la causa, José Antonio Vázquez Taín, tras levantar ayer el secreto del sumario.
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El titular del Juzgado de Instrucción número 2 de Santiago de Compostela sostiene que Basterra fue quien suministró a la menor la "dosis tóxica de orfidal" el día que falleció la niña de origen chino que había adoptado siendo aún un bebé junto a su ya exesposa. Mientras, los investigadores dejan constancia en el sumario que fue Rosario Porto la que acompañó a la pequeña, ya drogada, a la casa familiar de Teo (A Coruña), lugar en la que la asfixió de manera mecánica. Después de matarla trasladó el cadáver hasta el camino forestal de Cacheiras. Lo sacó fuera del coche arrastrándolo por las axilas y lo depositó en la cuneta. Allí fue hallado el cuerpo de Asunta en la madrugada del 22.
Vázquez Taín sostiene que, en base a los resultados de la autopsia y de análisis de toxicología, a Basterra se le imputa que, "al igual que había efectuado en episodios anteriores", el 21 de septiembre fue él el que suministro a Asunta la dosis de orfidal "para privarla de toda voluntad y defensa y presuntamente facilitar la acción de asfixia, en un plan concordado" con la madre, la abogada Rosario Porto.
En base a las investigaciones llevadas a cabo por la Guardia Civil, el juez argumenta que Rosario Porto, "en connivencia" con Basterra, drogó a su hija "al menos" durante tres meses, y que le causó la muerte "por asfixia mecánica".
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No obstante, apunta a Basterra como la persona que le habría dado el 21 de septiembre "la dosis tóxica" de orfidal. Así, el auto confirma que se le acusa de "aprovechar varias ocasiones que la menor pernoctó en su domicilio, para drogarla con altas dosis de orfidal". En este sentido, subraya que la propia Rosario Porto reconoció que su exmarido "tenía orfidal en su domicilio", pese a que éste habría desmentido a su exmujer. También, en base a la declaración de Rosario, se le acusa de haber intoxicado supuestamente a la menor "al menos en una ocasión, con polvos blancos que no ha explicado de qué se trataba", añade sobre el testimonio que, según el auto, aportó la madre de Asunta.
Ese 21 de septiembre Rosario Porto, Alfonso Basterra y Asunta comieron en el domicilio del padre situado la calle República Argentina, de Santiago. Allí fue donde presuntamente se le suministró a la niña el medicamento. Los investigadores sitúan en torno a las cinco y veinte de la tarde la salida del domicilio a Rosario y Asunta aunque las imágenes de las grabaciones registradas por las cámaras de seguridad no parecen determinar que Asunta estuviera todavía afectada por los efectos de algún tipo de droga.
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Las cámaras vuelven a situar a las dos ya en el coche Merceces color verde de Rosario, que es la que conduce el vehículo con la niña situada en el asiento del copiloto. Unos quince minutos es lo que tarda Rosario Porto en hacer el recorrido entre Santiago de Compostela y la casa de Teo. Los investigadores han logrado determinar que sobre las seis y media de la tarde se desconecta la alarma de la casa, por lo que se desprende que es el momento en el que ambas entran en la misma. Allí presuntamente fue cuando Porto, una vez que comprueba que Asunta ha caído presa de los efectos del orfidal la asfixia de forma mecánica, algo que pudo hacer con el pañuelo que se ha analizado.
En el auto, Vázquez Taín también señala que "todavía queda una serie de elementos de instrucción". En concreto, se señala la "desaparición del ordenador de Alfonso Basterra o de su segundo terminal móvil que, por razones que se escapan a esta instrucción, ha ocultado". Asimismo, se descarta la participación de una tercera persona, ya que las comprobaciones de los investigadores concluyen que otros tres hombres investigados en el marco de esta causa "son totalmente ajenos a los hechos". Se refiere en concreto, a "tres investigados como posibles colaboradores", un empresario con el que colaboraba Rosario Porto, un exsindicalista de nacionalidad marroquí que ha sido condenado por explotación de inmigrantes por la Audiencia Provincial de A Coruña y un tercer individuo.
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En concreto, el juez justifica el secreto de las diligencias basado en la necesidad de "practicar una serie de actos de instrucción con las mínimas garantías", señalando que los indicios exhibidos a los imputados motivaron en éstos "un cambio de versión que parece confirmar las sospechas iniciales". De este modo, defiende haber mantenido el secreto de sumario durante casi dos meses para que los "posibles terceros sospechosos" de haber participado en el presunto asesinato de la niña, ofrecieran una "versión fresca, natural, sin la contaminación previa" de los indicios objetivos con los que se contaba, sin tener conocimiento de ellos.
En el auto se sostiene que no se han visto afectados los "datos objetivos" relativos a los indicios que vinculaban a terceras personas, en relación a datos telefónicos de dos investigados, la identidad del ADN de la camiseta de la niña ni otros que los tres hombres investigados "han tenido que explicar".
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El juez instructor ha justificado, además, el levantamiento del secreto de sumario alegando que los dos imputados, que permanecen en prisión provisional en la cárcel coruñesa de Teixeiro, pese a los "numerosísimos indicios claros que existen contra ellos", han manifestado que no colaborarían con la instrucción mientras la causa fuera secreta para las partes.