Este artículo se publicó hace 15 años.
El opositor Tsvangirai jura como primer ministro de Zimbabue
El líder opositor de Zimbabue, Morgan Tsvangirai, juró el miércoles como primer ministro bajo un acuerdo para compartir el poder con el presidente Robert Mugabe que tratará de salvar de la ruina al país del sur de África.
El pacto acordado el año pasado hizo surgir la esperanza en que un nuevo líder pudiera aliviar los problemas generalizados que sufre el país, pero la desconfianza y las continuas peleas entre los viejos enemigos ponen en duda la capacidad del acuerdo para garantizar la entrada de ayuda humanitaria y de inversión.
Tsvangirai, de 56 años, juró para el puesto del gabinete de Mugabe, de 84 años, que ha gobernado con su partido ZANU-PF desde la independencia británica en 1980.
Tsvangirai ganó una primera vuelta electoral contra Mugabe el año pasado, pero boicoteó la siguiente ronda citando episodios de violencia, lo cual provocó un estancamiento que empeoró una crisis marcada por la hiperinflación, el desabastecimiento de comida y una mortal epidemia de cólera.
La implementación del acuerdo para compartir el poder sólo se logró mediante la presión de los países del sur africano, que temían un derrumbe total de Zimbabue, nación que fue próspera en el pasado.
"Este es un acuerdo imperfecto, y el balance de poder favorece a Mugabe y al ZANU-PF. Tsvangirai probablemente tendrá muy poco espacio para maniobrar, pero con el tiempo se volverá responsable de los fracasos del Gobierno del ZANU-PF", dijo Aubrey Matshiqi, del Centro para Estudios Políticos de Sudáfrica.
Mugabe es uno de los operadores políticos más hábiles de África.
Tsvangirai es un ex líder sindical famoso por sus feroces discursos que se ha ganado respeto en su país y el exterior por luchar contra la corrupción y los abusos a los derechos humanos. Pero su capacidad de liderazgo en un Gobierno aún debe ponerse a prueba.
Los zimbabuenses esperan que un nuevo Gobierno cree políticas para reavivar un país que sufre hiperinflación, un desempleo superior al 90 por ciento, falta de alimentos y una epidemia de cólera que ha dejado casi 3.500 muertos.
Pero los analistas dijeron que Tsvangirai y Mugabe eligieron aliados políticos en vez de tecnócratas con respeto internacional para sus equipos de gabinete, por lo que corren el riesgo de que una mala gestión de la situación profundice el caos económico.
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