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La opción del impago de la deuda helena

Los bancos UBS y Citi incluso han cuantificado la magnitud de la desgracia

 

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Para los economistas ortodoxos, si Grecia se declarara en suspensión de pagos llegaría algo parecido al apocalipsis. Los bancos UBS y Citi incluso han cuantificado la magnitud de la desgracia: calculan que en un solo día, el país sería entre el 40% y el 60% más pobre. Pero para los economistas críticos, algo muy parecido al apocalipsis es precisamente lo que ya está viviendo Grecia.

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Madrid acogió ayer un encuentro internacional de académicos y activistas partidarios del impago, organizado por la red ¿Quién debe a Quién? y el Grupo de Trabajo de Economía de la Acampada Sol. El objetivo: difundir alternativas al "pensamiento único", que considera que todo sacrificio es poco con tal de evitar el impago. "Si no se paga la deuda, habría una pequeña catástrofe a corto plazo, pero el coste a medio plazo sería menor que seguir por la senda actual, suicida e imposible", asegura una de las ponentes, Miren Etxezarreta, catedrática emérita de Economía de la Universidad Autónoma de Barcelona, quien añade: "Si la opción del impago no se ha materializado ya, es porque generaría un gran problema al capital financiero, que está en apuros pero tiene el poder".

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La gran mayoría de los economistas críticos admite que dejar de pagar no sería ninguna panacea y que tendría efectos durísimos a corto plazo. El belga Eric Toussaint, uno de los mayores expertos en deuda, sostiene que la suspensión unilateral del pago requeriría necesariamente "medidas complementarias" para capear el temporal: control de capitales, congelación de los depósitos superiores a los 800.000 euros y garantía de indemnización al 100% de los pequeños tenedores de bonos, que según sus cálculos suelen equivaler apenas al 3% del total de acreedores.

Los expertos manejan entre sus propuestas otro instrumento, ya reclamado por los movimientos sociales en Grecia e Irlanda: elaborar una auditoría de la deuda. Es decir, obtener información detallada de quiénes son los acreedores y a qué destinó el Estado los ingresos procedentes de la emisión de bonos. Y a partir de esta información, separar la deuda "legítima", que el Gobierno se comprometería a devolver, de la "ilegítima", cuyo pago quedaría suspendido.

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