Este artículo se publicó hace 15 años.
La ONU promete impedir un nuevo fraude electoral
Ban Ki-moon expulsará a los supervisores que manipularon votos en Afganistán
El secretario general de la ONU, Ban Ki-moon, ha anunciado que va a expulsar a más de la mitad de los supervisores de distrito afganos, por ser sospechosos de colaborar en el fraude masivo de las elecciones de agosto para reforzar la credibilidad de la segunda vuelta electoral, prevista para el próximo 7 de noviembre.
Según el portavoz de la misión de la ONU en Afganistán (UNAMA), Aleem Siddique, se reemplazará en su puesto a 200 supervisores de 380, "por no ajustarse a los procedimientos o ser directamente cómplices de fraude", ha explicado. Además, se cerrarán 10.000 colegios electorales en los que hubo trampas, poca participación o no abrieron sus puertas por motivos de seguridad el 20 de agosto.
La caza de brujas ha provocado malestar en UNAMA. Un alto cargo de este organismo, encargado de organizar la segunda vuelta y que prefiere no identificarse, explica a Público que los despidos no serán de mucha utilidad. "Será muy difícil evitar el fraude, porque el problema no está en los trabajadores contratados por la ONU, sino en los actores locales, que tienen mucho poder y son los realmente responsables de las trampas o de las amenazas", explica.
Abdullah podría obtener las carteras de Defensa e Interior si pacta con KarzaiEn su opinión, la no renovación responde a una maniobra política con el fin de salvar el prestigio de la ONU, que quedó en evidencia tras las revelaciones a la prensa de EEUU de Peter Galbraith, el número dos de UNAMA, despedido por denunciar el fraude masivo.
La maquinaria electoral se ha puesto en marcha a contrarreloj, puesto que el tiempo apremia. Según el portavoz de la ONU "hoy empieza el envío de material electoral a todos los colegios", en una convocatoria en la que el fraude y las prisas no serán la única contrariedad.
A las puertas del inviernoLas inclemencias del invierno juegan en contra, ya que la nieve dificulta el acceso a gran parte del país, y, teniendo en cuenta que en la primera vuelta tuvieron que trasladarse algunas urnas en burro, se prevé que en noviembre las circunstancias empeoren.
Otros grandes inconvenientes serán la falta de seguridad ante la amenaza talibán y la participación, ya que, si en agosto fue del 38,7%, esta vez hay que añadir el poco entusiasmo de la población que, según los editoriales de la prensa local, está convencida de que esta segunda vuelta responde a presiones internacionales que interfieren en la política afgana.
El principal rival del presidente Hamid Karzai, Abdullah Abdullah, admitió ayer que tendrían que conversar para encontrar alternativas si la segunda vuelta fuera imposible por "razones prácticas".
Se prevé quela participación sea inferior al 38%
de la primera vuelta
Según ha podido saber Público, los equipos de ambos líderes han estado negociando desde el fin de semana para llegar a un acuerdo sobre la formación de un Gobierno de coalición. El propio Abdullah ha reconocido que el martes por la noche mantuvo una conversación telefónica con Karzai, aunque ambos se empeñan en negar en público la existencia de esta negociación.
Profundo malestar de KarzaiEl contenido de las conversaciones no ha trascendido, aunque sobre la mesa está el ofrecimiento a Abdullah de un número importante de ministerios, entre ellos los de Defensa e Interior, dos de los más poderosos.
Esta sería una opción más rentable para el ex ministro de Exteriores, que está 17 puntos por detrás del presidente y tiene muchas posibilidades de perder en la segunda vuelta, ya que Karzai parte como favorito por ser pashtún, la etnia mayoritaria, y por ser visto como el artífice de la reconstrucción de Afganistán.
Según fuentes conocedoras de los contactos secretos, uno de los escollos de las negociaciones es el profundo malestar de Karzai, que, a pesar de haber obtenido el 49,67% de los votos y estar a unas décimas de ganar en la primera vuelta, estos últimos días ha sufrido varias humillaciones, viéndose forzado a admitir el fraude masivo en su favor, a ceder ante las presiones internacionales para convocar la segunda vuelta y entonar el mea culpa junto a diplomáticos estadounidenses, dando una imagen de debilidad ante su pueblo y ante sus votantes.
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