Este artículo se publicó hace 13 años.
El obispo Irurita se negó a enviar sacerdotes al velatorio de Francesc Macià
Manuel Irurita, obispo de Barcelona cuando murió el presidente de la Generalitat Francesc Macià, el 25 de diciembre de 1933, se negó en un primer momento a enviar sacerdotes al velatorio y fue el obispo de la Tarraconense, Francesc Vidal i Barraquer, quien le exigió que así se hiciera.
Esta revelación se incluye en un documento hasta ahora inédito que ha hecho hoy público la Asociación Memoria e Historia de Manresa (Barcelona), que permite consultarlo en su portal de webs http://memoria.cat, coincidiendo con la conmemoración del 78 aniversario del fallecimiento de Macià.
El documento es una carta de Jaume Creus, amigo íntimo de Macià, que escribió el año 1970 al biógrafo del cardenal Vidal i Barraquer, Ramon Muntanyola, para aclararle algunos detalles de la muerte y el funeral del president.
Creus vivió muy directamente las circunstancias de la muerte de Macià y cuidó de su embalsamamiento.
En su carta, explica como el cardenal Vidal i Barraquer obligó al obispo Irurita a atender las peticiones de la familia de Macià de enviar sacerdotes al velatorio del president de la Generalitat, ya que éste era creyente.
La carta de Creus explica que "en Barcelona, en aquel momento, teníamos un mal obispo, un gran enemigo de Cataluña, que se llamaba Irurita. Ahorremos la palabra señor porque no lo era. Se NEGABA a enviar sacerdotes, que los pedía la familia del president, para ir a cantar o rezar, antes de entregar su cuerpo al Govern de Cataluña para su embalsamamiento".
"El obispo -añade la carta- ponía como condición que también tenían que ir sacerdotes al entierro. La familia contestaba que no era ella quien hacía el entierro, sino el Govern de Cataluña, según las leyes establecidas. 'Pues entonces no hay sacerdotes', decía el obispo".
Jaume Creus indica que se tuvo que enviar una carta en coche al cardenal Vidal i Barraquer para informarlo de estos hechos y que éste, inmediatamente, telefoneó al obispado de Barcelona.
"Al pedir por el obispo, le dijeron -a Vidal i Barraquer- que se había ido a la cama. Con energía conminó para que se levantara y le dio la orden taxativa de que enviara enseguida a casa del president lo que pedía la familia y que se diera el debido cumplimiento de sus deseos. Así se hizo".
La citada Asociación también da a conocer hoy otro documento histórico relacionado con la muerte de Macià, que es la crónica que Joan Alavedra, secretario personal de Macià, hizo en Radio Barcelona dos años después de la muerte del president, conocido popularmente como 'l'Avi' (el abuelo).
En la crónica, Alavedra habla de la aceptación de la muerte por parte de Macià: "En su habitación, resistía a la muerte. Luchaba. No quería morir. Faltaba tanto trabajo...!. No quería morir. No lo creía. Fue más tarde, esto. Pero cuando lo comprendió, la aceptó, a la muerte. Con naturalidad, con coraje, como todos los actos de su vida".
También explica como se vivió la angustiosa madrugada del fallecimiento de Macià y cuando finalmente Ventura Gassol, que ocupó varios cargos en el gobierno catalán, le telefoneó y le dijo "¡Venid...!, ¡corred...!, se acaba...!". EFE.
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