El obispo de Córdoba dice que "algunas escuelas de Secundaria" incitan a sus alumnos "a la fornicación"
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Una vez más, el obispo de Córdoba, Demetrio Fernández, le ha dado la razón a aquellos que lo consideran como uno de los religiosos más conservadores y radicales de la Iglesia en España. En su carta semanal, Demetrio Fernández ha asegurado que “algunas escuelas de Secundaria, dentro de los programas escolares” incitan a sus alumnos “a la fornicación”, de la que según sus consejos hay que “huir”.
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El prelado cordobés insiste en su misiva dirigida a los fieles cordobeses en que “la incitación a la fornicación es continua en los medios de comunicación, en el cine, en la televisión, incluso en algunas escuelas de Secundaria”. Eso sí, se sobreentiende que los colegios católicos están al margen, por eso usa el término “algunas”.
Demetrio Fernández, con la contundencia que le corresponde, asegura que la “fornicación” significa “una sexualidad desorganizada” y que esto es “como una bomba de mano que puede explotar en cualquier momento y herir al que la lleva consigo”. ¿Cómo son esas heridas? El obispo las explica: “La castidad es la virtud que educa la sexualidad haciéndola humana y sacándola de su más brutal animalidad”. Es decir, aquellos que se dedican al fornicio por el fornicio se convierten sencillamente en animales. El obispo continúa: “Cuando la sexualidad está bien encauzada, la persona vive en armonía, evitando toda provocación o violencia”.
Además, para el prelado cordobés la sexualidad tiene tres estados. Primero, cuando una persona está soltera “no hay lugar para su ejercicio”. Segundo, cuando está casada tiene que saber “administrar sus impulsos en aras del amor auténtico”. Tercero, cuando una persona está consagrada su sexualidad está “sublimada en un amor más puro y oblativo”.
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El obispo cordobés concluye su carta, que la basa a su vez en una misiva de San Pablo, citando el caso de una candidata a Miss Venezuela que ha escrito un libro titulado ‘Virgen a los 30’. Demetrio Fernández se refiere al caso de Vivian Sleiman, una modelo que está orgullosa de seguir con su himen intacto y que en su libro denuncia cómo renunció al concurso de Miss Venezuela cuando un miembro del jurado intentó llevársela a la cama a condición de darle la corona. Para el obispo de Córdoba, “la propuesta de fornicación era una condición (no escrita) del concurso”. Por eso, concluye que “es posible llegar virgen al matrimonio aunque el ambiente no sea favorable. Es posible vivir una consagración total, de alma y cuerpo, al Señor como una ofrenda al Señor que beneficia a los demás”.
Esta no es la primera polémica que protagoniza el obispo de Córdoba. Nada más aterrizar en la Diócesis de Córdoba, hace apenas un año, inició una campaña para que los católicos dejasen de llamar al templo más famoso de la ciudad Mezquita a secas y optasen por el más cristiano “Catedral” o, como mucho, “Catedral antigua mezquita aljama”.
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Firme defensor del modelo de familia católica, el obispo de Córdoba ha participado y animado manifestaciones contra le Ley del Aborto, ha defendido a los “mártires ejecutados solamente por ser cristianos” en la Guerra Civil y ha llegado a asegurar que la Unesco tenía un plan “para hacer que la mitad de la población sea homosexual”. ¿Sus motivos? Que se estaba implantando “la ideología de género” en “nuestras escuelas”.
Hace una semana tan sólo, el obispo volvió a la carga y llegó a decir que “los hijos de una familia como Dios manda crecen más sanos que los que están repartidos, y no saben de quién son” para criticar el divorcio.