Obama y Hu prometen más cooperación, pero discrepan en los derechos humanos
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El presidente de EE.UU., Barack Obama, y su colega chino, Hu Jintao, prometieron ayer intensificar la cooperación política y económica entre sus países, aunque mantuvieron sus diferencias en áreas como los derechos humanos.
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Ambos se reunieron ayer por espacio de dos horas en el Despacho Oval tras la ceremonia de bienvenida a Hu que tuvo lugar con todos los honores en los jardines de la Casa Blanca.
Los dos mandatarios quisieron poner el énfasis en la cooperación y el aumento de la confianza, tras un año pasado en el que abundaron las tensiones. Se anunció así un conjunto de contratos por valor de 45.000 millones de dólares, que incluirán la compra china de 200 aviones Boeing.
Pero dejaron claro también que persisten las diferencias, tanto en el área de los derechos humanos como en la relación comercial y económica.
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Obama aprovechó la ceremonia de bienvenida para apelar al respeto de los derechos humanos, al considerar que "las sociedades son más armoniosas y las naciones tienen más éxito" cuando se respetan los derechos, "incluidos los derechos humanos de cada persona".
Hu le devolvió la puntada al observar que la relación bilateral debe basarse en el "respeto mutuo" y la aceptación de "las prioridades principales" de cada país, en una referencia al temor, muy extendido en China, de que Estados Unidos quiera coartar el crecimiento de su país al verlo como un rival.
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En una rueda de prensa tras la reunión bilateral, el presidente chino reconoció que los derechos humanos en China "aún encaran muchos desafíos y aún hay mucho por hacer", si bien matizó que se han logrado "enormes progresos" en ese área.
Según declaró el presidente chino, su país "siempre está comprometido con la promoción de los derechos humanos" y éstos siempre han figurado en la conversación en las ocho ocasiones en que se ha reunido a lo largo de los últimos dos años con el presidente estadounidense.
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Según Hu, "seguiremos los esfuerzos para seguir mejorando las vidas de los ciudadanos chinos, el Estado de Derecho" y los intercambios con otros países para "seguir aprendiendo de otros las buenas prácticas".
No obstante, no mencionó en ningún momento a los presos políticos en su país, como el premio Nobel de la Paz, Liu Xiaobo -tampoco lo hizo Obama-, o las reclamaciones sobre Tíbet.
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Obama sí instó al Gobierno chino a dialogar con el Dalai Lama, el líder espiritual tibetano, y sus representantes.
"En tanto que EE.UU. reconoce Tibet como parte de la República Popular, EE.UU. sugiere el diálogo entre China y el Dalai Lama para resolver las diferencias sobre la preservación de la identidad religiosa del pueblo tibetano", proclamó.
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En su conversación de hoy, Obama y Hu dedicaron buena parte del tiempo a analizar la ingente relación económica entre los dos países, y los desacuerdos en torno a la cotización del yuan y el acceso de las empresas estadounidenses al proceso de licitaciones públicas en China.
Así, Obama subrayó que el yuan se encuentra aún "por debajo de su valor" real y consideró que China debe acelerar el ritmo de su apreciación con respecto al dólar, algo que consideró que representará un "poderoso instrumento" para fomentar la demanda interna y luchar contra la inflación.
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Obama aseguró que, al contrario de la percepción que muchos tienen en China, EE.UU. no sólo no se opone sino que da la bienvenida a "un crecimiento pacífico" de la República Popular.
En sus conversaciones, los dos mandatarios abordaron también, entre otros asuntos, la situación en Corea del Norte y la reanudación de los contactos militares, que Hu consideró que permitirán "profundizar la confianza" mutua.
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La visita de Estado de Hu a Washington, que comenzó la pasada noche con una cena privada en la Casa Blanca, continuó hoy con un almuerzo en el Departamento de Estado, al que seguirá una cena de gala, el máximo honor que se concede a un jefe de Estado visitante.
Mientras tenían lugar las conversaciones entre Hu y Obama, en la plaza Lafayette, frente a la entrada de la Casa Blanca, tuvo lugar una manifestación en favor de los derechos humanos en China y de la independencia de Tíbet.
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Macarena Vidal