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Obama se dispone a cambiar el mundo

El equipo de transición demócrata trabaja a marchas forzadas para ocupar la Casa Blanca. El primer candidato de color mantiene una ventaja de 9 puntos

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Si los sondeos aciertan, Barack Obama debería convertirse el martes en el primer afroamericano en llegar a la Casa Blanca. El 44º presidente de EEUU asumirá el poder en un momento de profunda crisis, económica e internacional. Obama, que ha basado toda su campaña en el cambio, heredará un cargo debilitado y desacreditado por los errores de su predecesor.

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En su cuartel general en Chicago, los estrategas intentan mantener la cabeza fría. Si de algo no se puede acusar al equipo demócrata es de nerviosismo. En estos 21 meses de campaña, desde que el joven senador por Illinois lanzó su campaña en Springfield a principios de 2007, el candidato y sus asesores han mantenido una calma encomiable. El aspirante demócrata se ha ganado así el apodo "No drama Obama".

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En estos momentos de profunda incertidumbre económica, cuando EEUU lucha en dos guerras sin perspectiva, el estilo de mando del probable presidente será el gran cambio de sus inicios en el poder.

El equipo de transición dirigido por John Podesta, un peso pesado del partido, trabaja a marchas forzadas. De ganar, la idea es formar lo antes posible un equipo económico para controlar rápidamente las riendas de la incipiente recesión y restaurar la confianza de los mercados. Podría estar dirigido por el ex secretario del Tesoro, Larry Summers.

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Como muchos de los nombres que más suenan, Summers ocupó ese mismo puesto en el último Gobierno del ex presidente Bill Clinton. También se ultiman entre bastidores los detalles del equipo de seguridad nacional que se hará cargo de Irak y Afganistán. Ahí se baraja la posibilidad de que se quede el actual Secretario de Defensa, Robert Gates.

Obama asegura estar preparado para la tarea que le espera. "Ser presidente cuando las cosas van bien, en momentos de paz y prosperidad, y no digo que ser presidente sea fácil, no es un reto tan grande", aseguraba ayer en una entrevista al diario USA Today, "Me alisté para mejorar este país". En un momento de suprema confianza, agregó: "Como todos los políticos a este nivel, creo que tengo un ego bastante sano".

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Como es tradición, los dos candidatos pasan estos últimos días surcando el país, en una ofensiva maratoniana de viajes y mítines para tratar de convencer a los 230 millones de votantes que acudirán a las urnas pasado mañana.

Obama ha concentrado sus esfuerzos en estados tradicionalmente conservadores: Nevada, Colorado, Ohio, Virginia e incluso Arizona en un deliberado ataque contra las posiciones de su rival John McCain. El veterano senador, que no se da por vencido, defiende su territorio e incursiona en Pensilvania, esperando rebañar votos demócratas conservadores.

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Las cifras no le acompañan. El último sondeo del Washington Post da a Obama el 53% de las intenciones de voto y un 44% para McCain. Ponderando varias encuestas, la página web realclearpolitics da al equipo demócrata 311 votos electorales (se necesitan 270 para ganar), 132 para el tándem conservador y deja en el aire 95 votos concentrados en ocho estados clave (Florida, Carolina del Norte, Georgia, Misuri, Indiana, Arizona, Dakota del Norte y Montana).

El poderío económico de Obama es arrollador. Se ha gastado 21 millones de dólares en anuncios electorales en esta última semana, frente a los 7 de McCain.

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Los ánimos en ambos bandos están bastante tensos. Los demócratas no se atreven a alegrarse, traumatizados por las derrotas de 2000 y 2004, y temen un desastre de último minuto. Los republicanos, según un sondeo de AP, se sienten frustrados.

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