Este artículo se publicó hace 15 años.
Obama derriba el muro con Cuba
El proyecto de ley que acabará con las restricciones de los viajes a la isla ya está en el Congreso | Los asesores del presidente dan por hecha su rápida aprobación
Obama no pierde tiempo. Quizá por eso, Cuba ha dejado de ser un tabú para el Tío Sam. Y en la Casa Blanca se "ha impuesto una dosis de realismo en el asunto cubano", según afirmó a Público Frank Sánchez, asesor de Obama de asuntos hemisféricos.
La propuesta de nueve congresistas en la Comisión de Asuntos Exteriores del Congreso para liberalizar completamente el turismo de EEUU a la perla del Caribe resume perfectamente los nuevos aires de la Administración de Obama. En el documento, The Freedom to Travel to Cuba Act, al que tuvo acceso Público, presentado en el Congreso el pasado 4 de febrero, se explica que "no sólo podrán viajar los cubanos residentes en EEUU por razones familiares, sino también cualquier turista estadounidense". El presidente, según el acta, "no controlará estos viajes a menos que surja un conflicto armado". Y los norteamericanos podrían visitar la isla libremente por primera vez desde 1963.
Tras la legalización del turismo podría llegar la cooperación académica
El demócrata William Delahunt, impulsor de la iniciativa y un histórico opositor al embargo, ha puesto toda la carne en el asador. El proyecto de ley pasará por el Senado. Y en marzo se votará en el Congreso.
La situación nunca había sido tan favorable como ahora. Los demócratas controlan ambas cámaras y el presidente Obama ha manifestado su intención de modificar la política de viajes hacia la isla. Los asesores de Obama consultados por Público dan por hecha su aprobación.
La apertura de los viajes de estadounidenses significaría toda una bomba de relojería para el engranaje de los Castro. Un estudio del Fondo Monetario Internacional (FMI) indica que entre 3 y 3,5 millones de estadounidenses visitarían anualmente Cuba. La entrada masiva de dólares, según muchos analistas, podría ser el principio del fin del régimen comunista.
La Casa Blanca se dispone a retirar a Cuba de la lista de países terroristas
El demócrata Joe García reconoce que "todo dependerá de cómo sea aceptada la liberación de los viajes y las remesas". "Después de tres meses" afirma "llegarán los intercambios académicos.
La apertura turística podría ser la punta del iceberg del cambio. El sociólogo Ted D. Henken, autor de Cuba: a Global Studies Handbook (Cuba: un manual de estudios globales), pronostica, por ejemplo, que Obama echará abajo las restricciones de 2004 en los primeros cien días de su mandato.
De lo que no hay duda es de que el Washington de la nueva Administración es un hervidero. Y el asunto cubano no está siendo una excepción: se trabaja ya intensamente para sacar a Cuba de la lista de países acusados por EEUU de patrocinar el terrorismo (una patata caliente que ha caído en las manos de Hillary Clinton). A pesar de que el Gobierno de Obama no está dispuesto a derogar el embargo, "animará a sus aliados en el Congreso para comenzar el proceso de desmantelamiento", afirma la periodista Louise Bardach, autora del libro Cuba Confidencial.
Más medidas
Desde Texas, el secretario de Agricultura, Todd Grapas anunció que ha pedido "avanzar rápidamente hacia la normalización de relaciones, lo que permitirá la libre circulación y la apertura del comercio con nuestros vecinos".
Sarah Stephens, directora ejecutiva del Centro para la Democracia en las Américas (CDA), considera que es "necesario dar pasos firmes en el desarrollo de una agenda común de cooperación militar, seguridad, asuntos migratorios y medio ambiente".
Desde Cuba, Carlos Alzugaray, profesor del Centro de Estudios Hemisféricos de la Universidad de La Habana, señaló hace unos días que "la estrategia de Obama no es la que siguió Clinton (endurecimiento del bloqueo), sino la de la Administración Carter (instalación de la Oficina de Intereses Estadounidenses).
Philip Peters, subdirector del Instituto Lexington de Virginia y asesor de asuntos cubanos, asegura a este diario que "la agenda de Obama con la isla se actualiza rápidamente".
Este consejero destaca que el presidente norteamericano presionará a la Fundación Nacional Cubano Americana (FNCA) para que modere su postura. Por otro lado, la programación de la disidente Radio y Televisión Martí "se someterá a revisión". El proyecto televisivo de esta emisora podría ser incluso cancelado.
Peters se atreve a afirmar que Obama podría devolver a los cinco espías cubanos presos en Estados Unidos. Y que es posible que el terrorista Luis Posadas Carriles, acusado de varios atentados contra intereses cubanos, sea extraditado a Venezuela, una reivindicación histórica de La Habana.
Un enfoque diferente
Otras iniciativas en el aire son los contactos científicos, culturales y deportivos. También la colaboración técnica y empresarial, así como los intercambios académicos a través del programa Fulbright.
El punto de inflexión de la relación entre Cuba y Estados Unidos podría ser la Cumbre de las Américas, que se celebrará del 17 al 19 del próximo abril en Trinidad y Tobago. Obama, en principio, acudirá. "Muchos países latino-americanos y caribeños aprovecharán para exigir un enfoque más positivo hacia Cuba", afirma Carlos Alzugaray.
Por otro lado, el Foro Económico Mundial de Davos ha invitado a Raúl Castro a su sesión sobre América Latina, en Río de Janeiro, prevista entre el 14 y el 16 de abril. "Esperamos que Cuba participe", señaló Emilio Lozoya, director para Latinoamérica del Foro. ¿Hablará Obama con Raúl Castro a lo largo de 2009?
Puede ser. Todos los caminos, en los EEUU de Obama, llevan a La Habana. Hasta en Florida, el feudo del exilio más radical, por primera vez, un sondeo de Brooking Institution reveló que el 55% de los cubano-americanos desea un cambio de política con la isla.
En este mismo sentido se han pronunciado organizaciones y entidades como el Business Roundtable, American Farm Bureau Federation o la Cámara de Comercio de EEUU.
Los nuevos aires que se respiran en Washington han resucitado el moderado Plan de Transición hacia una Cuba Libre, enterrado por el Departamento de Estado desde la etapa de Collin Powell.
El primer presidente negro de EEUU sabe que cambiar de golpe una política de 50 años es una quimera, pero desmantelarla poco a poco, no. Sólo falta que Obama, con su firma comience a derribar el muro.
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