Este artículo se publicó hace 13 años.
Niños con riesgo de alergia alimentaria no deben limitar comida
Por Megan Brooks
Nuevas guías recomiendan quelos niños con riesgo de desarrollar alergias alimentarias nolimiten la exposición a comidas con los ocho principalesalergenos reconocidos en Estados Unidos: leche de vaca, huevo,maní, nuez, soja, trigo, pescado y mariscos.
Por ahora, hay evidencia insuficiente como para recomendar eluso rutinario del test de alergia antes de empezar a consumiresos productos altamente alergénicos.
Por otro lado, "sería valioso" para los pacientes con ciertosfactores de riesgo, como tener un hermano con alergia al maní uotro alimento, precisaron los autores de un artículo publicado enPediatrics.
"Aunque todavía faltan datos definitivos, si un niño tienemenos de 5 años y dermatitis atópica persistente, habría quecomprobar si es alérgico a algún alimento", agregaron.
La revisión resume las guías estadounidenses para eldiagnóstico y el manejo de las alergias alimentarias másadecuadas para la población pediátrica.
Los autores aseguran que los niños pueden desarrollaralergias alimentarias si tienen un padre o un hermano biológicocon rinitis alérgica, asma, dermatitis atópica o alergiaalimentaria. El riesgo es especialmente alto en niños con unaenfermedad alérgica grave, como dermatitis atópica o asma.
"Hay muchas cuestiones importantes para padres y pacientes,por lo que es importante brindarles la mejor información", dijopor correo electrónico el primer autor del estudio, doctor WesleyBurks, jefe y profesor del Servicio de Alergias e InmunologíaPediátricas del centro médico de Duke University, Durham,Carolina del Norte.
En general, las guías establecen también que no estárecomendado limitar la dieta materna durante el embarazo o lalactancia como una estrategia preventiva.
"Dados los beneficios de la lactancia materna, se recomiendala lactancia exclusiva en los primeros 4 o 6 meses de vida paratodos los bebés, incluidos aquellos con antecedentes familiaresde enfermedad atópica, excepto que esté contraindicado pormotivos médicos", escribe el equipo.
Claro que los niños con alergias alimentarias mediadas o nopor IgE deberán evitar los alérgenos ofensivos.
Además, "se recomiendan el asesoramiento nutricional y elmonitoreo regular del crecimiento de todos los niños con alergiasalimentarias. Los niños alérgicos y sus cuidadores deberíanrecibir entrenamiento para interpretar las etiquetas de losenvases y reconocer los ingredientes alergénicos", agregó.
Las guías no se ocupan de cuestiones de salud pública, comoel manejo de las alergias en la escuela o los restaurantes. Peroen cuanto al uso de los tests de seguimiento de la enfermedad,comentan que existe evidencia insuficiente como para recomendarun intervalo óptimo.
"Depende de la comida, la edad del niño y los antecedentesclínicos. El control anual de los niños pequeños se realizahabitualmente para las alergias a la leche de vaca, el huevo, lasoja o el trigo. El intervalo se prolonga a 2 o 3 años en losniños más grandes o alérgicos al maní, la nuez, el pescado o losmariscos", destacó el equipo.
También falta información concluyente sobre las tasas deremisión de cada alergia alimentaria.
"Comprender mejor esas tasas y los períodos en que ocurrennos ayudaría a determinar los intervalos óptimos para los testsde seguimiento", agregó.
En cuanto al tratamiento, todavía no existen medicamentospara prevenir las reacciones alérgicas a los alimentos. Laepinefrina sigue siendo el principal tratamiento de lasreacciones sistémicas agudas. Para tratar las reacciones leves,se recomiendan los antihistamínicos.
El informe advierte también que la inmunoterapia oral ysublingual para inducir la desensibilización clínica es unenfoque "con riesgo de causar reacciones graves y no estárecomendado para la práctica clínica".
El equipo insta a los pediatras a revisar las guíasoriginales del 2010 para el diagnóstico y el manejo de lasalergias alimentarias que desarrolló un panel de expertos delInstituto Nacional de Alergia y Enfermedades Infecciosas (NIAID,por sus siglas en inglés).
FUENTE: Pediatrics, 2011.
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