Niemeyer enseña siete décadas de transgresión
Una retrospectiva subraya su fascinación por la curva
Publicidad
A falta de unos meses para que se inaugure la única obra de Oscar Niemeyer en España su centro cultural en Avilés, la Fundación Telefónica dedica una amplia retrospectiva al arquitecto de 101 años. Hasta el 22 de noviembre se exhibirán 21 dibujos, 18 maquetas y cuatro audiovisuales que explican la evolución del mayor renovador de la arquitectura brasileña.
Publicidad
La exposición plantea un recorrido cronológico por sus obras más destacadas, desde su trabajo con Le Corbusier para la sede del Ministerio de Educación de Río de Janeiro (1936) a proyectos todavía en construcción, como la futura Plaza del Pueblo o la Torre TV Digital, ambas en Brasilia. Las paredes de la muestra introducen al espectador en sus diarios, con anotaciones y bocetos que dejan al descubierto desde su proceso creativo al compromiso que le unió al comunismo.
"Niemeyer (premio Pritzker 1988) quedó fuera del mainstream cuando dio por agotado el funcionalismo racionalista", explicó el comisario de la muestra, Lauro Cavalcanti. Corrían los años cuarenta y el brasileño era menospreciado por "extravagante" y "escultor". Datan de entonces la iglesia de Pampulha y la sede de la ONU en Nueva York. "En realidad, creó una libertad en la que después se han instalado Calatrava, Ghery o Hadid", según Cavalcanti.
Su perseverante huida del funcionalismo lo convirtió en los años sesenta en un referente para los nuevos arquitectos, entre ellos Norman Foster y su libertad formal en el uso del hormigón inauguró un lenguaje específicamente brasileño. Es entonces cuando, exiliado por el golpe militar contra João Goulart en 1964, proyecta la sede del Partido Comunista francés y la Universidad de Constantina (Argelia).
Publicidad
Sus proyectos más emblemáticos como la catedral de Brasilia o la Casa de las Canoas responden a una fascinación por la curva, diagnosticada por colegas como Le Corbusier, quien le dijo en una ocasión que tenía las montañas de Río de Janeiro en sus ojos