Este artículo se publicó hace 15 años.
Los músicos de la calle se disputan como escenario la plaza de Oriente de Madrid
La competencia, característica propia de todo mercado, también funciona en sectores como el arte, y en escenarios como las calles de Madrid, donde los músicos callejeros al tiempo que intentan ganarse la vida, se defienden de grupos que, bajo amenazas, les prohíben tocar su música libremente.
No ocurre en todas las calles, sino en los emplazamientos más suculentos por el número de turistas, el público más generoso, según coinciden todos los músicos.
La plaza de Oriente de Madrid, situada en las inmediaciones del Palacio Real, el Teatro Real y la catedral de la Almudena es uno de los puntos preferidos y, desde hace años, un punto de conflicto para estos artistas.
Czaja, un joven músico, que toca en este emplazamiento desde hace cuatro años, explica que un grupo, integrado por personas de nacionalidad búlgara, es el responsable de dicho conflicto.
"Cuando llegué por primera vez me dijeron que ése era su lugar desde siempre y que sólo ellos tenían derecho a estar allí y tocar", explica.
A cambio, le pidieron una cantidad de dinero al mes, 50 euros en principio. "Si no quería aceptar eso, me dijeron que me iban a pegar o romper el violín", según recuerda.
Pese a las supuestas amenazas, Czaja ha continuado tocando en este emplazamiento, sin ningún incidente, aunque, según advierte, "siempre me dijeron que me podía pasar algo".
El caso de Czaja, según él mismo apunta, no es el único, puesto que, según asegura, "los músicos no pueden tocar aquí" y, de hecho, "la gente nueva que venga va a tener problemas".
En la Plaza de Oriente, otro de los artistas que allí trabaja reconoce que hay unos músicos búlgaros que "son muy malos" y, en último lugar, "han dicho a uno que le querían pegar", pese a que asegura que no cree que lo hagan.
La Jefatura Superior de Policía de Madrid no ha podido confirmar estos hechos.
Por su parte, los músicos búlgaros, supuestamente origen de dichas amenazas, aseguran que no existen conflictos y que el único problema se produce cuando se sitúan "muy cerca" unos de otros.
El espacio, según explica otro de los mimos o "estatua viviente" de la Plaza de Oriente, "siempre se suele respetar" guardando una distancia de 30-40 metros.
Esta profesión se ejerce en Madrid de forma "libre", según asegura la mayoría de los músicos y mimos, de hecho fuentes del ayuntamiento aseguran que no existe una ordenanza específica, pero sí hay restricciones puesto que "no se puede ejercer una actividad económica en al calle", aparte de que el sonido, según advierten, molesta a los vecinos.
En el metro de Madrid es también constante la presencia de músicos, y en este caso, no existen muchas restricciones, salvo que no pueden tocar en los andenes, por motivo de seguridad, según explican desde Metro Madrid.
El panorama es distinto en Barcelona, donde el Ayuntamiento ha elaborado una normativa específica para los músicos del barrio Gótico, en el distrito de Ciutat Vella, el más demandado por los músicos.
El Ayuntamiento otorga acreditaciones en función de las características y calidad de la música del artista, y también se establecen puntos específicos y horarios.
En el caso del metro de la capital catalana, incluso se hace una selección de artistas para permitirles tocar.
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