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Musaví, un reformista por obligación

El principal rival del presidente es un producto del sistema religioso iraní

ÓSCAR ABOU-KASSEM

El liderazgo político iraní sólo ha permitido que un hombre como Mir Hussein Musaví, formado en su propio sistema religioso y que no supone ningún peligro para su continuidad, sea la alternativa más clara para el conservador Mahmud Ahmadineyad.

Musaví (Jameneh, Irán, 1941) se ha convertido en el candidato de casi todos los enemigos de Ahmadineyad. De los jóvenes frustrados por un futuro sin muchas posibilidades, de las mujeres que reclaman más derechos sociales, y de los reformistas que quieren más libertades y mejores relaciones con la comunidad internacional.

Su labor como primer ministro durante la guerra con Irak (1980-88) le aportó una fama de buen gestor entre los iraníes. El cargo fue anulado por la Constitución de 1989 y Musaví adoptó un perfil más bajo los años siguientes. Primero como asesor del líder supremo y después como miembro del Consejo de Discernimiento. En 1997, apoyó la candidatura reformista de Mohamed Jatamí apareciendo juntos en los carteles, algo que han repetido este año con Musaví a la cabeza.

Durante la campaña ha contado con el papel activo de su mujer, Zahra Rahnavard, muy criticada por Ahmadineyad, quien ha puesto en duda la validez de sus títulos universitarios.

Musaví, pintor y arquitecto de formación, apuesta por unas mejores relaciones con todos los países que las que ha mantenido Ahmadineyad, pero defiende que el presidente de Estados Unidos debe pasar 'de las palabras a los hechos' en su aproximación a Irán. También propone retomar el diálogo con Occidente sobre la polémica por el programa nuclear, aunque insiste en que Irán jamás renunciará al 'derecho' a desarrollar esta energía.

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