Este artículo se publicó hace 15 años.
"La mujer del anarquista", un historia de amor durante el exilio republicano
La Guerra Civil española regresa este viernes a los cines con "La mujer del anarquista", un drama romántico en el que Juan Diego Botto y María Valverde son Manuela y Justo, una pareja separada a causa del exilio que siguió al triunfo franquista.
"No es otra película más sobre la Guerra Civil, sino una película maravillosa de amor y dignidad", ha explicado la directora y guionista francesa Marie Noëlle, quien construyó esta historia a partir de los retazos de memoria de sus abuelos, exiliados republicanos en Francia.
Con esta "fuente biográfica" como punto de partida, Noëlle -quien dirige esta coproducción alemana, francesa y española junto a su marido, el alemán Peter Sehr- tejió la historia de Justo y Manuela, una joven pareja a la que la Guerra Civil separa y que vuelve a reunirse diez años después.
"Hay muchos aspectos del conflicto que no han sido tratados", ha apuntado la directora, quien ha subrayado que con este largometraje ha intentado mostrar la "represión" que siguió a la guerra, incidiendo en "las heridas de los dos bandos" y en "la vida cotidiana, aquella que normalmente no se enseña".
La actriz María Valverde da vida en esta cinta a la soñadora y apasionada protagonista, a quien la contienda arrebata casi todo pero sobrevive gracias a la ayuda de su hija y a la esperanza de un poco probable reencuentro con su marido.
Valverde, en quienes los directores habían pensado para interpretar el papel de la hija -a quien finalmente da vida la joven Ivana Baquero-, ha descrito su personaje de Manuela como una "ambición".
"Ha sido difícil por la diferencia de edad y de realidad social", ha explicado la actriz, acostumbrada a interpretar papeles adolescentes.
Sobre este aspecto la directora ha matizado: "podíamos haber envejecido su rostro pero en la descripción del personaje ya se decía que el amor la hacía permanecer joven y viva".
A su lado se encuentra en el filme Juan Diego Botto, quien ha destacado como eje central del largometraje "la dicotomía entre la ideología y el amor".
Botto es Justo, un abogado que lucha contra Franco en dos frentes: en la radio, donde se convierte en "la voz de la revolución", y en las trincheras.
Cuando Justo desaparece comienza para Manuela una espera angustiosa de noticias que culminará con un reencuentro diez años más tarde no tan feliz como cabría esperar.
"Si esta película fuera americana se habría terminado con el reencuentro en la frontera", ha destacado la realizadora, quien ha aclarado que un encuentro "físico" no es sinónimo de un encuentro "emocional".
Tanto para Justo y para Manuela, como para todos aquellos que vivieron la Guerra Civil "es fundamental abrir las heridas para que se hagan menos dolorosas", ha dicho Noëlle, quien ha celebrado que en España "el tema de la Memoria Histórica se haya hecho público".
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