Este artículo se publicó hace 16 años.
Una muestra usa la Inquisición para ahondar en las raíces judías de Diego Rivera
Una exposición en Ciudad de México centrada en la actividad de la Inquisición en el Nuevo Mundo sirve de excusa para profundizar en las raíces judías del pintor mexicano Diego Rivera (1886-1957), una faceta poco conocida del famoso muralista mexicano, casado con la también pintora Frida Kahlo.
Aunque a primera vista la Inquisición y Rivera parecen temas muy lejanos como para coincidir en una muestra, sobre todo si esta gira esencialmente en torno al mural "Sueño de una tarde dominical en la Alameda Central" (1947), un visitante observador que se acerque al Museo Mural Diego Rivera entenderá enseguida el nexo que los une.
En el afamado mural de Rivera que repasa la historia de México desde Hernán Cortés hasta el primer rascacielos de la capital mexicana, la Torre Latinoamericana, el artista retrató en el lado izquierdo, a poca distancia del conquistador, a una mujer quemada en la hoguera.
Se trata de Mariana de Carvajal, quien fue hija del gobernador de Nuevo León, en el norte de México, en la época de la colonia, y cuya familia cayó en desgracia tras ser acusada ante la Inquisición de practicar el judaísmo, explicó hoy a Efe la directora del museo, Carmen Gaitán Rojo.
La familia fue perseguida, desposeída de todos sus bienes y riquezas, y se les retiró el escudo y el título nobiliario por varias generaciones.
En el caso particular de Mariana, fue condenada a ser paseada por el centro de Ciudad de México montada en una bestia y vestida con el "sanbenito" (traje amarillo rematado con una cruz roja que los inquisidores imponían a sus víctimas para humillarlas en público), tras lo cual fue quemada viva precisamente en la Alameda Central.
"Tomamos la imagen de Mariana de Carvajal también para investigar qué sucedió con esos primeros judíos de la Nueva España", explicó Gaitán, al destacar que México posee uno de los archivos más grandes de Latinoamérica sobre la Inquisición.
Por ello en la muestra, además del cuadro de Rivera, se pueden ver también pinturas, esculturas y documentos como edictos de la Santa Orden.
Hay asimismo sentencias y pruebas de sangre, que en la época funcionaban como "pasaportes" para demostrar que las familias no tenían ascendencia judía.
"Una época oscura, triste, desgarradora, también arroja obras de arte", dijo Gaitán, al anunciar que en la exposición habrá óleos de los siglos XVII y XVIII, "cuyos autores, como Juan Rodríguez Juárez y Juan Correa, tenían raíces judías".
Cuál fue la sorpresa de los responsables del museo cuando al contactar con investigadores y coleccionistas privados descubrieron documentos donde precisamente Rivera se jacta de poseer sangre judía, ya que sus abuelos sí profesaron esta religión.
Aunque Rivera no fue judío, sí asumió las raíces, como queda manifiesto en varios documentos expuestos en los que el artista arremete contra los "Camisas doradas", un grupo fascista mexicano que perseguía a los judíos que llegaron al país huyendo de la Segunda Guerra Mundial.
Un libro del poeta judío Isaac Berliner, escrito en "yiddish", e ilustrado por Rivera, completa esa faceta de la vida del artista.
A partir de esos objetos, el museo transita paulatinamente hacia la obra de Rivera, del que también hay varias pinturas, sobre todo retratos.
La muestra, que estará abierta del martes 25 de noviembre al 23 de marzo de 2009, hace un repaso por la historia mexicana de la Inquisición a Rivera en apenas setenta objetos, así como el artista lo hizo en su mural en dieciséis metros de largo por cinco de alto.
Diego Rivera (1886-1957) fue uno de los pintores más importantes de la primera mitad del siglo XX en México y a nivel internacional, conocido sobre todo por sus murales, y estuvo casado con la controvertida artista Frida Kahlo (1907-1954).
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