Este artículo se publicó hace 13 años.
Movilla amarga a Bielsa
El Athletic se vio sorprendido, apenas ejerció su teórica superioridad en los últimos minutos de la primera fase y el comienzo de la segunda
Era San Mamés, la Catedral, pero eso no fue suficiente para arrugar al Rayo en su vuelta a la élite. El Athletic se vio sorprendido, apenas ejerció su teórica superioridad en los últimos minutos de la primera fase y el comienzo de la segunda. La gris actuación de los de Bielsa contrastó con el descaro de los madrileños, que pese a la fragilidad de sus monederos siguen con su dinámica del curso pasado.
El Rayo volvió impreciso al Athletic, ofreció mejor trato de balón y unas ideas más claras. Llegó a convertir la banda izquierda en una autopista y a Iraizoz en el jugador más decisivo y entonado. Casado y Botelho se convirtieron en un problema para los locales. Sólo la aparición de Muniain por su cuenta, ya a última hora, parecía sacar del letargo festivo a los suyos.
Tras el descanso, el Athletic tapó con Iraola la sangría que vivía por su banda derecha, aumentó la intensidad en el centro del campo y se volvió más incisivo. Dueño ya del juego, generó peligro y fabricó un gol. El tanto de Iturraspe despertó al Rayo, que empató gracias al incombustible Movilla. El partido venció en locura, en un ida y vuelta. Por las bravas y los balones colgados a Llorente, el Athletic tampoco desniveló. La era Bielsa, en Liga, no arrancó bien.
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