La soprano Montserrat Caballé, reconocida esta semana Doctora Honoris Causa por la Universidad Internacional Menéndez Pelayo (UIMP), dijo que entre sus próximos proyectos figura la grabación de un disco con Diego "El Cigala".

En una entrevista con varios medios de comunicación, entre ellos la Agencia Efe, la soprano admitió que no conocía a "El Cigala" hasta que la Sociedad General de Autores de España (SGAE) le propuso ese proyecto.

La SGAE le hizo llegar un vídeo de Lágrimas Negras, su trabajo, mano a mano, con el pianista cubano Bebo Valdés, y a ella le pareció "muy diferente" al flamenco que había escuchado hasta entonces.

"Tengo que reconocer que me gustó mucho", dijo la cantante, quien tiene previsto encontrarse con "El Cigala" en septiembre para hablar del disco y comenzar a trabajar.

"Si sale bien estoy segura de que será bonito, porque la inspiración del cantante tiene que salir del alma, del espíritu", precisó.

La soprano apuesta por que ese trabajo vaya más allá del flamenco y tenga un "panorama musical más amplio", admiradora como es de la música española y del folclore, hasta el punto de que le han llegado a decir que abusa porque siempre la incluye en la segunda parte de sus conciertos.

"Lo hago porque me entusiasma y porque el público además se vuelve loco, sea del continente que sea", aclaró.

Monserrat Caballé, que tuvo que abandonar el pasado jueves el curso de canto que estaba impartiendo en la UIMP porque se resintió de la lesión que padece en una pierna, se define como española "de pura cepa, pese a quien pese".

Por ello, ha recibido con una "emoción muy grande" el doctorado honoris causa de la Universidad de la ciudad española de Santander (norte), un reconocimiento que le llega después de que universidades de todo el mundo, "desde México a Moscú", le concedieran ese mismo honor.

El doctorado honoris causa de la Menéndez Pelayo es el segundo que recibe de una universidad española, tras el que le otorgó la Politécnica de Valencia, la tierra de su madre y de sus abuelos.

Después de 52 años de carrera, cuando mira a su alrededor ve a cantantes jóvenes "muy buenos" que, a su juicio, tienen que desarrollar sus aptitudes en distintos escenarios porque no todos tienen la suerte que tuvo ella de sustituir a una gran cantante, Marilyn Horne, "y de pronto ¡pum!, como si hubiera nacido aquel día".

Entre risas añadió que cuando llegó ese momento, en 1965, en Nueva York, llevaba diez años cantando por los teatros de Europa.