Este artículo se publicó hace 15 años.
Montilla retoma su contundencia contra el TC
El president espera que el Constitucional no "dañe de forma temeraria" el Estatut
Se acabó la prudencia. Si hace unos días el president de la Generalitat, José Montilla, hablaba de que "las leyes están para cumplirlas" y que el tripartito "las cumplirá", este domingo ha decidido acabar con su tono apaciguador y afirmó que un veredicto negativo sobre el Estatut por parte del Tribunal Constitucional (TC) podría romper "el verdadero espíritu constitucional". Además, Montilla dijo que esperaba que "nadie dañe de forma temeraria e imprudente este espíritu".
Las palabras de Montilla llegaron dos días después de que el conseller de Interior, Joan Saura, abriera la caja de los truenos en Madrid y pidiera "la dimisión en bloque" de los miembros del TC. El deseo del líder de ICV fue aplaudido por ERC, no por el PSC.
Una situación "grave"Con tanta contundencia, parecía que los socios de Montilla se le estaban subiendo a las barbas, hasta que el domingo, el president, en un acto de homenaje al ex ministro socialista Ernest Lluch, asesinado por ETA, en Maià de Montcal (Girona), afirmó que el retraso de la sentencia coloca en una "situación muy grave" a Catalunya. El "malestar" ciudadano es palpable, y el TC, apuntó, no puede "ignorar una realidad irrefutable", que "por primera vez en 30 años" tiene que pronunciarse sobre una ley "refrendada por el pueblo de Catalunya".
Advierte de que un fallo negativo rompería el "espíritu constitucional"
Una ley que, antes de ser sometida a referéndum, pasó por los filtros del Parlamento catalán y de las Cortes Generales. Montilla recordó que todos votaron lo que juzgaron "plenamente constitucional". "¿Estamos todos equivocados? Estoy seguro de que no", remachó.
No sólo eso. Para el líder del Govern, el tribunal no puede ni obviar su "responsabilidad histórica" ni minimizar el destrozo que una sentencia negativa haría al pacto Catalunya-España: "Una visión restrictiva del carácter abierto e inclusivo de la Constitución, que borrase el paso a la concepción plural de España, sería el peor servicio que se podría hacer a la propia Constitución".
El president criticó además a quienes reducen la cuestión "a una fase más del llamado problema catalán" y afirmó: "Este no es un problema exclusivamente nuestro, sino que es una cuestión que atañe a todas las instituciones del Estado y a todos los españoles".
El tribunal, dice, no puede "ignorar" que el texto fue votado en referéndum
Las declaraciones de Montilla tenían otro destinatario: José Luis Rodríguez Zapatero. Respondían al mensaje que, el lunes pasado, en la ejecutiva del PSOE, el presidente del Gobierno lanzó al portavoz del PSC, Miquel Iceta, cuando le dijo que, fuera cual fuera la sentencia, la Generalitat tendría que acatarla. También le pidió que el PSC dejara de presionar al TC.
El president aceptó. El martes, quien replicó a Zapatero, fue la consellera de Trabajo, Mar Serna. Prometió que el tripartito respetaría al TC, aunque sí avisó de que a una sentencia desfavorable le sucedería una respuesta "política". El viernes, tras la comparecencia de Saura, Montilla siguió con la prudencia y desautorizó a su conseller. El domingo, en cambio, rescató la contundencia, harto de las "filtraciones interesadas" de los debates en el TC.
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