"Es el momento de recuperar el Primero de Mayo"
La reforma laboral y los recortes sociales ponen de manifiesto la necesidad de recuperar esta jornada simbólica para la clase trabajadora. Expertos y analistas reflexionan sobre la problemática y los retos de la izquierda.
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El Primero de Mayo de mayo de 1886, 20.000 trabajadores de Chicago se rebelaron en huelga en pro de una jornada laboral de ocho horas. Las protestas se extendieron hasta el 4 de mayo, día del drama. La policía abrió fuego indiscriminado contra los trabajadores dejando varias decenas de muertos. 126 años después, un 4 de abril un jubilado de 77 años se quitó la vida de un disparo en la cabeza frente al Parlamento griego. El motivo: se negaba a buscar comida en la basura. La situación ha cambiado. La violencia es distinta, pero el conflicto social sigue vigente. 5.639.500 parados, 10.000 millones de euros recortados en Educación y Sanidad y una reforma laboral que socava los derechos de los trabajadores.
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Expertos en Derecho del Trabajo consultados por Público.es coinciden en señalar que este Primero de Mayo es el más importante desde el advenimiento de la democracia: “Nunca en los últimos años, ha habido una agresión tan brutal a los trabajadores. Estamos ante el momento regresivo más grave de la historia reciente. Es más necesario que nunca salir a la calle”, resume Borja Suárez, profesor de Derecho del Trabajo en la Universidad Autónoma de Madrid. “Es fundamental una respuesta masiva a los recortes del Gobierno”, señala Ángel Porto, sindicalista histórico de Comisiones Obreras. “Hay un abuso de poder y los trabajadores estamos pagando una crisis de la que no somos responsables”, añade.
"Es fundamental una respuestas masiva a los recortes del Gobierno"
Las previsiones de participación, no obstante, no son muy halagüeñas. Los recuerdos de aquellos Primero de Mayo de los 70 e inicios de los 80 quedan muy lejanos. Las jornadas de lucha trabajadora y de reivindicación de los derechos laborales se fueron convirtiendo poco a poco en meros actos conmemorativos donde las cúpulas sindicales y los políticos de turno acudían a fotografiarse tras una pancarta elaborada especialmente para la ocasión.
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“Veníamos de una dictadura y teníamos una conciencia de clase muy grande y la propia dinámica nos llevó a seguir participando en esta jornada”, apunta Porto, que señala que tras la Transición llegaron los Gobiernos de Felipe González, quien intentó desmovilizar a los sindicatos y hacer creer a la gente que la izquierda ya estaba en el poder. En esta misma línea se manifiesta Fermín Bouza, catedrático de Sociología de la Universidad Complutense de Madrid, que afirma que “una vez terminada la Transición y establecido el sistema de juego y los grupos de presión, las jornadas más reivindicativas se fueron debilitando y los sindicatos tampoco opusieron resistencia”.
La irrupción de la mayor crisis de la historia del sistema capitalista ha hecho saltar las alarmas de los partidos denominados de izquierdas y de los propios sindicatos. La necesidad de reivindicar los derechos conquistados se hace más patente que nunca. No obstante, la capacidad de movilización de las grandes organizaciones de izquierda es menor de lo que esperaban en tiempos de crisis y sus votantes tradicionales han mostrado su desapego hacia estas organizaciones.
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Para el histórico sindicalista Ángel Porto este alejamiento de las clases trabajadoras hacia los sindicatos también se produce por el “acomodo de los sindicatos durante muchos años”. “Los sindicatos decepcionamos a la gente. Ahora creo que hay un intento muy serio de cambiar la actitud desde los sindicatos”, añade Porto.
La reforma laboral, los recortes en Educación y Sanidad y la deuda con los grandes bancos han encendido de nuevo la chispa ciudadana. “Se ha recuperado la tensión social. Y la situación que vivimos exige que se recupere la fiesta de los trabajadores. Es hora de recuperar el Primero de Mayo”, señala Bouza, quien reconoce que el ambiente previo no parece que sea el más adecuado para una manifestación masiva. El sociólogo, sin embargo, sí que considera que puede ser un Primero de Mayo que marque un punto de inflexión. “Da la impresión de que la gente está retomando una ilusión que creyó perdida”, afirma.
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"Los sindicatos se acomodaron y decepcionaron a la gente"
La importancia de lo que suceda a lo largo del día de hoy en las calles es fundamental para la mayor parte de los expertos consultados. Para los analistas, este Primero de Mayo es el momento de demostrar a los políticos y a la propia sociedad que el espíritu de clase obrera se está recuperando, aunque coinciden que está recuperación requiere su tiempo. Miguel Ángel Sobrino, profesor de Sociología de la Comunicación de la Universidad Complutense apunta que cada 1 de mayo es el reflejo de lo que ha pasado antes. “Llevamos ya varios años de crisis y este Primero de Mayo será un punto de inflexión. Sólo calentando motores se puede llegar a un Primero de Mayo reivindicativo. A base de palos la gente está tomando conciencia”, añade.
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Sobrino critica la falta de movilización de los sindicatos. “Parece que no quieren que vaya mucha gente”, afirma al tiempo que compara la situación de España con la de Grecia y Portugal. “Allí sí se está movilizando la gente”, agrega. El profesor apuesta por la reacción ciudadana. “La agresión que están sufriendo los trabajadores es muy fuerte y el conflicto de clase es muy grave. Creo que el próximo Primero de Mayo será completamente distinto. Mucho más fuerte. Tenemos por delante un año de toma de conciencia y las contradicciones del sistema están ahí y la gente está cada vez más harta”, apuesta.
El seguimiento de la huelga general del 29 de marzo y sus correspondientes manifestaciones mostraron una cierta recuperación en la capacidad de movilización de los sindicatos. El catedrático Borja Suárez considera que es “injusto” culpar a las organizaciones sindicalistas de todas las desgracias del trabajador.“Es injusto culpar a los sindicatos de cosas que en el fondo se deben a la falta de cultura democrática y política de este país”, analiza Suárez, quien afirma que las organizaciones obreras deben comenzar a reflexionar sobre nuevos métodos de acción y presión.
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“La última huelga resultó ser bastante exitosa, pero había mucho miedo a que fuera un fracaso. La huelga no deja de ser un instrumento de una época distinta. Hay que buscar formas más efectivas”, señala Suárez, que apunta a la necesidad de que los sindicatos se impliquen políticamente con las fuerzas políticas de izquierdas.
"El problema no está en la derecha. Está en la izquierda porque no tiene alternativas"
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Ramón Reig, doctor en Ciencias de la Información por la Universidad de Sevilla, va un poco más lejos en sus reflexiones. Reig afirma que la izquierda necesita imperiosamente rearmarse ideológicamente antes de salir a la calle a protestar. “Salir a la calle el Primero de Mayo está previsto en el guión del mercado. Está contemplado que salgamos a la calle por millones, que nos manifestemos y que incluso algún descerebrado queme contenedores”, explica.
El verdadero problema, según explica Reig, está en la propia izquierda y no en los recortes de la derecha. “No tenemos centros de enseñanza propios, ni medios de comunicación, ni universidades… Y los pocos que hay no están articulados”, apunta. Por ello, Reig opina que no hay que salir a la calle el Primero de Mayo porque esta acción solo implica un refuerzo moral para la izquierda que no aporta nada a la solución del problema.
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“Ahora que están de moda los libros que dicen que hay que reaccionar, que tenemos que rebelarnos, yo digo sosiégate, organízate y pregúntate cuál es la salida y mientras la encuentras ni un voto más a los partidos mayoritarios. La izquierda no sólo debe criticar lo que hace la derecha. Debe actuar, debe proponer y para ello debe saber qué quiere y hacia dónde quiere ir”, concluye.