Otra moción de censura con tránsfugas priva al PSOE de una alcaldía en Galicia
La operación de Silleda contó con el apoyo de cinco de los seis ediles del Partido Popular. Se votó en medio de una gran tensión, con protestas de los vecinos
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La concejala tránsfuga Ofelia Rey, que traicionó la lista del PSOE por la que fue elegida en Silleda (Pontevedra) en las municipales de 2007, se convirtió ayer en la nueva alcaldesa de esta localidad con el apoyo de otro ex miembro de la candidatura socialista y cinco de los seis ediles que los ciudadanos situaron en el Ayuntamiento en representación del PP.
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Apenas cinco semanas después de que el Partido Popular responsabilizase a la dirección nacional del PSOE e incluso al presidente del Gobierno, José Luis Rodríguez Zapatero, de la moción de censura con la que ex concejales del PSOE derribaron al alcalde de Benidorm (Alicante) con ayuda de un tránsfuga del PP, los ediles elegidos por este partido en Silleda han llevado la misma iniciativa al extremo de convertir en alcaldesa precisamente a una de las tránsfugas.
Una tránsfuga se hace con la alcaldía pontevedresa de Silleda
La hasta ayer regidora socialista, Paula Fernández Pena, llegó a la alcaldía en 2007 como cabeza de la lista más votada, lo que automáticamente dejó fuera del Gobierno municipal al PP, el partido que durante años había dominado el Ayuntamiento. Silleda es un municipio rural de apenas 10.000 habitantes situado en el corazón de una comarca en la que el PP siempre ha sido hegemónico.
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La moción se votó en el pleno municipal en medio de una gran tensión, hasta el punto de que una docena de agentes de la Guardia Civil y siete policías locales equipados con material antidisturbios tuvieron que formar un pasillo en el interior de la Casa de la Cultura de Silleda, donde se celebró la sesión, para que los firmantes de la moción de censura pudieran salir por la puerta de atrás del recinto sin tener que pasar en medio de un grupo de vecinos que proferían insultos contra ellos.
Entre gritos de "Manos arriba, esto es un atraco", "Que den la cara", "Peseteros" y "Que bajen los ladrones", los siete se vieron obligados a salir corriendo en dirección a sus vehículos.
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Fueron unos 500 los ciudadanos que se congregaron en la Casa de la Cultura de este municipio pontevedrés para arropar a la alcaldesa socialista, entre ellos numerosos dirigentes del PSOE gallego, aunque apenas unos 150 pudieron seguir el pleno en el interior de la Casa de Cultura.
La regidora saliente afirma que su dolor lo curarán "los votos"
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Los que lograron acceder protagonizaron un bronco pleno, salpicado por continuas llamadas al orden debido a los aplausos y gritos cruzados de partidarios y detractores del cambio en la
Una veintena de personas, en su mayoría miembros de Nuevas Generaciones del PP, se dedicaron a abuchear a la alcaldesa saliente y a corear las palabras de los firmantes de la moción.
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Sólo uno de los concejales elegidos en la lista del PP no firmó la moción (lo que le permite seguir en las filas del partido de Mariano Rajoy), pero ayer ni siquiera fue a votar, lo que dejó reducidos a cinco los votos en contra de la censura: cuatro del PSOE y uno del BNG.
Paula Fernández Pena se despidió de la alcaldía asegurando sentir "lástima y amargura" por "siete personas" cuya "necesidad de poder y de venganza" las convierte, a su juicio, en "las siete personas menos respetables de Silleda". Se va "despacito", subrayó, y "con el calor de la ciudadanía, que es lo que garantiza el retorno. Alegre y satisfecha por el trabajo hecho; y del dolor y la amargura la curarán los votos de los silledenses", remachó. Los siete firmantes de la moción, concluyó, no son más que "muñecos rotos en las manos" del presidente de la Diputación de Pontevedra, el conservador Rafael Louzán.
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Medio millar de ciudadanos se congregó contra la moción de censura
La nueva alcaldesa, Ofelia Rey, como en otros casos de relevo institucional apoyado por tránsfugas, se escudó en la supuesta "inestabilidad política e institucional" del municipio. "Creemos que otra Silleda es posible", reivindicó, y apostó por "pasar página" para "recuperar el diálogo entre personas de todos los colores políticos". "Debemos trabajar todos por Silleda y tirar todos del mismo carro", preconizó, tras erigirse en abanderada de "la transparencia, el diálogo y la sensatez".
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Los vecinos deben "sentirse orgullosos de su alcaldesa" y no tener una persona liderando el municipio que "empobrezca la imagen de quienes trabajan en el Ayuntamiento". Los gritos del público, proclamando que "Silleda ya votó", ahogaban sus palabras.