Público
Público

Los 'minijobs', una fórmula más para precarizar el empleo

Expertos alertan sobre las consecuencias de adoptar un contrato de 400 euros similar al alemán, defendido esta semana por la patronal CEOE

ANA REQUENA / ANA FLORES

Mano de obra precaria y muy barata. Es la esencia de los llamados minijobs o miniempleos, un concepto importado (una vez más) de Alemania y que la patronal CEOE ha sacado a relucir esta semana. Se trata de empleos de pocas horas de trabajo a cambio de remuneraciones que rondan los 400 euros al mes. Un mal menor, según la patronal, para reducir la elevada tasa de paro. Sin embargo, sindicatos y expertos ven en ellos 'la trampa de la precariedad' y dudan de su eficacia para dinamizar el mercado de trabajo.

Aunque la idea fue lanzada hace unos días por el presidente de la CEOE, Juan Rosell, el concepto ya aparecía en la carta que el Banco Central Europeo envió en agosto al presidente del Gobierno, José Luis Rodríguez Zapatero, cuyo contenido exacto se desconoce. Rosell asegura que la patronal cuenta con encuestas entre parados que muestran su aceptación. 'Ellos apuestan por eso', afirmó.

Los analistas creen que sustituiría los contratos existentes sin crear empleo

No obstante, el propio comisario de Empleo de la Unión Europea, László Andor, advirtió el pasado miércoles de que los miniempleos no son 'la única solución' para afrontar el paro, especialmente el juvenil, y que, en todo caso, deberían enmarcarse en una estrategia más amplia. Andor hizo estas declaraciones el día en que presentó un informe que alertaba sobre la alta tasa de trabajadores pobres en España, debido precisamente al aumento de la temporalidad, del empleo a tiempo parcial ya las bajas remuneraciones.

El comisario europeo Andor ha advertido de la precarización laboral en España

'Ya se pueden hacer contratos parciales, temporales, por días o por horas para adaptarse a cualquier proceso productivo. Ya hay gente trabajando tres o cuatro horas. Los minijobs no aportarían nada desde ese punto de vista a los empresarios', afirma Santos Ruesga, Catedrático de Economía Aplicada de la Universidad Autónoma de Madrid. El trabajo a tiempo parcial, tal y como está regulado actualmente, ya permite una 'flexibilidad absoluta', advierte Joaquín Pérez Rey, profesor de Derecho del Trabajo de la Universidad de Castilla-La Mancha.

Los salarios de los contratos parciales son proporcionales a la parte de la jornada que se trabaje. Es decir, si el salario fijado para una jornada completa es de mil euros, las personas contratadas para hacer la mitad de esas horas cobrarán 500 euros. Cuentan, además, con las llamadas horas complementarias, que el empresario puede añadir a la jornada laboral ordinaria en caso de necesidad y siempre que preavise al trabajador.

El contrato a tiempo parcial ya permite flexibilidad absoluta al empleador

Que la legislación laboral no crea empleo per se es algo que se ha constatado con la última reforma aprobada hace casi año y medio. Santos Ruesga alerta sobre el 'efecto desplazamiento' que podrían tener los miniempleos. Los contratos temporales o parciales actuales, con salarios de 600 u 800 euros, se sustituirían por minijobs de 400 euros. 'A corto plazo, en ningún caso crearía puestos de trabajo netos. Unos trabajadores serían sustituidos por otros en la cola del paro', señala.

Joaquín Pérez Rey insiste en que, con la mera modificación de un contrato, 'es imposible crear empleo. Un empresario contrata cuando lo necesita' y plantillas consolidadas podrían desaparecer para ser sustituidas por trabajadores precarios.

La implantación de los minijobs supondría un aumento de la precariedad laboral: salarios más bajos, peores cotizaciones, peores prestaciones y difícil acceso a las pensiones de jubilación. 'Lo que se quiere es reducir el pago a la Seguridad Social, porque mucha gente, sobre todo en el sector de la hostelería, ve cómo sus contratos a tiempo parcial suponen horarios de jornada completa en los que la mitad se paga en negro', dice Albert Recio, profesor de Economía Aplicada de la Universitat Autònoma de Barcelona.

Para Ruesga, implicaría además el aumento del pluriempleo, ya que muchas personas se verían obligadas a tener varios trabajos para subsistir, lo que aumentaría la demanda de trabajo. Recuerda también que, en el caso alemán, estos salarios bajos son completados con subsidios del Estado. 'Lo que se pretende es asignar a los trabajadores una protección social inferior. Esto crearía una volatilidad brutal, de forma que, en tiempos difíciles, estos empleos se destruirían con increíble facilidad', explica Joaquín Pérez Rey.

El tiempo parcial se ha convertido en una especie de gueto laboral para las mujeres. De los 2,3 millones de personas que trabajan a tiempo parcial, 1,8 millones son mujeres. De ellas, casi un millón dice trabajar con este tipo de jornada por no haber encontrado otra cosa y casi 300.000 por tener que compatibilizarla con el cuidado de niños o dependientes (frente a sólo 10.000 hombres). El secretario de Acción Sindical de UGT, Toni Ferrer, recuerda que en el caso de los minijobs alemanes, el 80% corresponde a mujeres.

Pérez Rey no tiene duda de que las destinatarias principales serían las mujeres, lo que ahondaría en su 'discriminación laboral indirecta'. 'La degradación del tiempo parcial implicaría la degradación del empleo de las mujeres', explica. Supondría para ellas peores prestaciones y que generasen peores carreras de cotización de cara a la jubilación.

'Estos contratos generan una especie de estado de excepción laboral. Supone entrar en un terreno en el que parte de los derechos resultarían de muy difícil aplicación', subraya el profesor de la Universidad de Castilla-La Mancha. Es decir, aumentaría la dualidad del mercado de trabajo, la brecha entre unos trabajadores y otros. 'Implicaría que el 20% de la población trabajadora estuviera a enorme distancia del resto', asegura Santos Ruesga, que alerta también de que, lejos de ser un contrato de transición a un empleo estable, buena parte de los minijobs acaban enquistándose y cerca de un 80% de los trabajadores con estos contratos no logran salir del círculo del empleo precario.

Para Juan Torres, catedrático de Economía Aplicada de la Universidad de Sevilla, la CEOE no sólo está lanzando propuestas que perjudicarían al trabajador. La práctica totalidad del tejido empresarial español, constituido por las pymes, también se vería dañado. En opinión de Torres, las grandes empresas, las multinacionales españolas que tienen ya buena parte de su negocio fuera, dirigen hoy la patronal. Por eso, no les importa tanto que caiga el poder adquisitivo en España y con ello el consumo de los hogares, ya muy afectado. Para ellas, es más importante minimizar aquí los gastos y seguir echando el resto en los países con mayor potencial de crecimiento. Pero, para las pymes, esa situación de empobrecimiento de su principal mercado es nefasta.

'Las declaraciones del presidente de la patronal son una aberración económica y rompen con la idea que se tenía de los empresarios', con su teórica 'misión de crear riqueza', comenta Torres. 'El empresario se ha convertido en un creador de pobreza y eso es la ruina de la pyme',añade. Esa situación, en la que los empresarios de las grandes corporaciones se convierten en 'mataempresas', le lleva a defender que 'es el momento de que la sociedad se haga con las empresas que están arruinando a la pyme. La política que hay que hacer es la que convenga a las empresas que más empleo aportan en España'.

En su opinión, 'al margen de la falta de equidad, empobrecimiento y vuelta al siglo XIX, vamos a una depresión continuada por la falta de demanda'. Torres alerta contra 'esa locomotora en que se han convertido los dirigentes empresariales, que viaja hacia atrás en el tiempo. Hay que desengancharse de ella. Desengancharse de la gran patronal'.

¿Te ha resultado interesante esta noticia?

Más noticias