Un millón de firmas contra las desigualdades y por la dignidad
La plataforma que impulsa la iniciativa ciudadana europea por una renta básica universal redobla los esfuerzos para recabar apoyos. La campaña se promueve hoy en la tuitesfera española a través de #YesWeCanRentaBásica
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Acabar con las desigualdades y garantizar una vida digna para todo el mundo a través de una renta básica universal, individual, incondicional y suficiente. No es una idea nueva pero tampoco es una utopía, aseguran los promotores de la iniciativa ciudadana europea (ICE) por una renta básica que esta semana está redoblando los esfuerzos para recoger el millón de firmas que necesitan. Es tan sencilla, de hecho, y parece tan de sentido común cuando la explican, que la campaña sostiene que de lo único que requeriría para ponerla en marcha es voluntad política. El primer paso si se obtiene el respaldo popular necesario, será conseguir que la Comisión Europea estudie su viabilidad.
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La ICE por una renta básica arrancó el 14 de enero pasado, cuando el ejecutivo comunitario la admitió a trámite tras haberla rechazado unos meses antes, y tiene como fecha tope para recoger las firmas necesarias hasta el próximo 14 de enero. De momento, el trecho recorrido es corto: ha conseguido superar las 77.000 firmas electrónicas, aunque falta contar las que se están recogiendo físicamente sobre papel. El francés Stanislas Jourdan, miembro de la organización Ouishare y uno de sus promotores más activos junto con miembros de otras plataformas ciudadanas europeas, no se desanima: las ICE son un mecanismo poco conocido todavía y la campaña no cuenta con financiación, sólo con voluntariado, aunque prevé poner pronto en marcha una operación de micromecenazgo.
El trabajo es doble, subraya, no sólo hace falta explicar qué es una renta mínima garantizada sino también qué es y cómo funciona una ICE. "Somos la iniciativa que está teniendo más éxito de las que no están apoyadas por ninguna organización establecida. En países como Grecia, Portugal, Croacia, Malta o Polonia no había antes movimientos a favor de la renta básica. Estamos construyendo los fundamentos para futuras campañas", considera Jourdan, que en julio pasado hizo escala en España dentro de un tour que lo ha llevado por distintos países europeos.
España se sitúa como el noveno país de la Unión Europea a nivel porcentual y el tercero en número absoluto de firmas. Hasta hoy, se habían recogido ya 6.334, bastante menos que las 17.000 alemanas, el país en cabeza, y las 12.000 francesas, pero bastantes más que las poco más de un millar que se han registrado en Italia, Portugal o Gran Bretaña. Los países en cabeza si se tiene en cuenta la proporción firmas/tamaño población son Eslovenia -hasta un 72%- seguida muy por detrás de Hungría y Croacia.
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La iniciativa ha lanzado esta semana una campaña de concienciación para incrementar el número de firmas, que España tiene uno de sus ejes más importantes en Twitter. Con el apoyo de la plataforma Democracia Real Ya y de Equo, en la ofensiva española se están utilizando como reclamo "frases míticas", según explica sonriendo su coordinador aquí, Darío Castañé. El HT del lunes, #RelaxingCupOfRentaBásica, consiguió ser Trending Topic en España durante una hora y se mencionó en cerca de 2.000 tuits. El resultado fue más que positivo, exclama. "Conseguimos casi mil firmas más en solo un día. Casi una firma por cada dos tuits". Hoy se lanza el hashtag #YesWeCanRentaBásical, a través del cual se interpelará a partidos y políticos sobre la propuesta. Para el viernes está previsto repetir la operación a nivel internacional.
La propuesta de la campaña europea tiene un espíritu similar pero es diferente de otras iniciativas en marcha, como es el caso de la ILP catalana por una renta ciudadana garantizada que se presentó en enero ante el Parlament. Como subraya Jourdan, la catalana no reclama una renta básica universal para todo el mundo sino para los ciudadanos que no tienen ingresos y que se encuentran en una situación de pobreza. La europea, sin embargo, defiende que sea para todo el mundo, con independencia de la situación personal de cada uno. "La renta básica no es sólo tener unos ingresos sino que implica llevar a cabo una reforma en profundidad del estado del bienestar y del modelo impositivo. Tiene un calado impresionante", subraya el coordinador de la iniciativa en España. "Es una propuesta que propugna cambiar de raíz el sistema para eliminar la exclusión social, la pobreza y la precariedad".
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No sólo eso, implicaría transformar radicalmente la concepción del trabajo y de su utilidad. Por poner un ejemplo, con la renta básica se valorizaría el trabajo no remunerado ahora —las tareas domésticas, el cuidado de los hijos, el voluntariado social—, nadie estaría obligado a aceptar cualquier empleo y se acabaría con una "paradoja": que haya muchas personas en paro mientras otros trabajan en exceso. "La renta básica será necesaria a largo plazo a causa del paro tecnológico. Si todo el mundo la recibe, no haría falta la burocracia asociada a las ayudas sociales y se acabaría con la estigmatización", añade Castañé.
La campaña no ha cifrado el importe de esta renta básica garantizada y universal, eso es algo que, en todo caso, tendrá que estudiar cada estado si la Comisión Europa considera la propuesta viable. Una iniciativa ciudadana europea, de hecho, supone "invitar" a la Comisión a que proponga un texto legislativo en alguno de sus ámbitos de competencia y en este caso lo que se solicita es que estudie si sería factible implantarla a nivel europeo.
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Jourdan asegura desde Berlín, donde está ahora, que los cálculos que se han hecho en Francia apuntan a que substituir la renta básica por las ayudas sociales en vigor no sobrecargaría el gasto del estado. "Hay dinero para hacerlo, lo que hace falta es voluntad política", sostiene. También la iniciativa popular federal por una renta básica incondicional puesta en marcha en Suiza considera que es viable y factible. La propuesta, que ha recogido más de 130.000 firmas -se requerían un mínimo de 100.000- sí cifra el importe de la renta: 2.500 francos suizos, unos 2.000 euros al cambio. "La iniciativa suiza demuestra que en una buena democracia los ciudadanos quieren discutir y plantearse la renta básica", afirma Jourdan. "Cuando la lanzaron, se reían de ellos, pero ahora se ha convertido en algo muy serio. Lo mismo pasará en otros países".