Este artículo se publicó hace 16 años.
Miles de personas en Nueva Orleans inician un nuevo éxodo huyendo de huracán "Gustav"
Más de medio millón de personas del sur de Luisiana iniciaron hoy un nuevo éxodo, tres años después del huracán "Katrina", para huir en esta ocasión del temido ciclón "Gustav".
Mientras las autopistas y carreteras se inundan de todo tipo de vehículos, los ingenieros inspeccionan el vasto sistema de diques que deben proteger a la región de las inundaciones, para evitar un desastre similar al de 2005.
El Centro Nacional de Huracanes (CNH) de Estados Unidos, con sede en Miami, pronostica que el "Gustav", que azota hoy a Cuba como un huracán de categoría 4, llegará en la noche del lunes o madrugada del martes a Luisiana, en una franja entre los municipios Leafourche y St. Mary.
Se prevé que "Gustav" atraviese el Golfo de México como un ciclón de la máxima intensidad, es decir, categoría 4 ó 5 de la escala de Saffir-Simpson de un máximo de cinco y que podría levantar marejadas de hasta tres metros.
Bajo un cielo despejado con brisa suave y temperatura de unos 32 grados, miles de vehículos avanzan hoy lentamente por las autopistas desde Nueva Orleans y la costa hacia el interior repletos de familias, con sus niños, perros, gatos, pájaros enjaulados y sus pertenencias más preciadas.
Un gerente de recepción de un céntrico hotel de la ciudad rechazó la solicitud de varios periodistas para alojarse, tras la orden de evacuación obligatoria emitida por el alcalde Ray Nagin, y la ciudad comienza a tener un aspecto fantasmal.
Los comercios más elegantes de Canal Street y las cercanías del Barrio Francés cubrieron sus escaparates con paneles de madera en mucho casos con decoraciones artísticas que daban un toque de distinción y artístico como si fuese una ciudad de murales.
En un amplio almacén de Wal-Mart, saqueado en 2005, tras el paso de el "Katrina", el revestimiento era de paneles pintados de negro y el local estaba rodeado de policías y vigilantes privados.
En la carretera estatal 10 que conduce al aeropuerto de Nueva Orleans y desde allí a Baton Rouge y Texas el tráfico avanza desde media mañana a unos cinco kilómetros por hora.
A partir de las 11.00 GMT del domingo se habilitará el tráfico de evacuación en ambas vías de las autopistas y se prohibirá el retorno hacia el sur del estado.
"No sé a dónde iremos a parar, pero por ahora nos dijeron que nos llevan a Dallas", dijo a Efe Norberto Sosa, un salvadoreño en una gasolinera en la ruta 10.
"No tengo familia aquí, estamos con otros compañeros que trabajamos en la construcción en un motel, pero ya nos dijeron que hay que irse", afirmó Sosa mientras esperaba la llegada de un autobús.
El último vuelo comercial desde el aeropuerto Louis Amstrong partirá mañana a las 23.00 GMT y la terminal estaba hoy repleta de turistas que habían venido a celebrar el fin de semana festivo del Día de Trabajo.
Las autoridades indicaron que después de esa hora solo partirán aviones militares para la evacuación de personas en situaciones de graves emergencias.
Algunas redes de telefonía celular han dejado operar y solo permiten las llamas de emergencia.
Las autoridades instan constantemente a la población a que abandone toda la región desde el límite del Misisipi, en el este, hasta cerca del límite con Texas, en el oeste.
En 2005 más de 1,5 millones de personas evacuaron el área a salvo de manera ordenada, pero unas 60.000 que se quedaron en Nueva Orleans estuvieron aisladas durante varios días.
Las autoridades federales, estatales y municipales han tomado, en esta ocasión, precauciones para que no se repitan las situaciones de hace tres años.
Una de las razones por las que los habitantes más pobres no evacuaron en 2005 fue la mala ubicación de centenares de autobuses, pero esta vez se ha informado claramente dónde están los vehículos.
Los policías en motocicleta, en las autopistas, abren paso a los convoyes de autobuses para acelerar el tráfico y en la ciudad se reitera con megáfonos que la evacuación es obligatoria.
El temor a los saqueos fue una de las razones que llevó a que los residentes de algunos barrios de clase media se rehusaran a evacuar hace tres años.
El general Bennett Landreneau, jefe de la Guardia Nacional de Luisina, aclaró hoy que quienes se marchen voluntariamente pueden tener la seguridad de que los barrios serán vigilados por tropas militares.
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