Este artículo se publicó hace 16 años.
Miles de cristianos inundan Jerusalén con palmas y ramas de olivo en las manos
Miles de cristianos de todo el mundo, con palmas y ramas de olivo, comenzaron hoy en Jerusalén las celebraciones de Semana Santa con la procesión del Domingo de Ramos, que conmemora la entrada de Jesús en la ciudad y el comienzo de su Pasión.
Los peregrinos recorrieron el camino que siguió Jesús a su llegada a Jerusalén: desde la iglesia de Betfagé, donde se conserva la piedra que utilizó para subirse al borrico con el que entró en la ciudad, hasta el templo de Santa Ana, dentro de la ciudad vieja.
Las empinadas cuestas empedradas del Monte de los Olivos fueron tomadas con júbilo por fieles cristianos de todas las edades que cantaban en múltiples idiomas, acompañados de guitarras y algún que otro altavoz.
El español era uno de los idiomas que más se escuchaba entre los peregrinos venidos de todo el mundo, aunque también se oían cánticos fervorosos en alemán, ruso, griego, tagalo, inglés, italiano, francés e incluso en hindi.
Según explicó a Efe el padre Sergio Olmedo, superior del Convento de San Juan del Desierto, para un cristiano "es muy importante tener la oportunidad de festejar una celebración como ésta en Jerusalén".
"Es una celebración para recordar el ingreso mesiánico, en el que Jesús entra de forma triunfal en la ciudad de Jerusalén y lo hace, además, de forma simple: montado en un asno, para demostrar que él asume con simplicidad la misión que le ha sido encomendada por el Padre".
Este año, aseguró este sacerdote chileno, "ha venido a la Ciudad Santa una cantidad inmensa de peregrinos españoles. Nunca he visto tal cantidad antes. Y también han llegado muchísimos argentinos, y siguen llegando aún más. Todos quieren participar de esta ceremonia"
"Aleluya, Aleluya", o "Jerusalén, Jerusalén", eran algunas de las palabras que más se oían en canciones entonadas por la colorida multitud, conducida por monjes de la Custodia de Tierra Santa de la orden de San Francisco.
"He esperado años para llegar a Jerusalén y precisamente en Semana Santa. Hacer esta peregrinación es muy importante. Hoy se inicia un cambio en mi vida", dijo, emocionada, una peregrina que llegó a estas tierras desde Argentina.
Otras dos fieles madrileñas, que viajaron hasta aquí acompañadas por sus familias para celebrar la Pascua, confesaban estar "conmovidas de pisar la misma tierra que pisó el Señor" y aseguraban que no han tenido miedo a venir, a pesar del atentado ocurrido hace diez días en esta ciudad, en el que murieron ocho estudiantes israelíes, alumnos de una yeshivá, o escuela religiosa judía.
Otros participantes destacaban la multiculturalidad del evento, como el sevillano Álvaro, que subrayó que "lo más bonito hoy es ver en Jerusalén cómo conviven todas las culturas: las que viven aquí siempre y las que han venido de todo el mundo para celebrar el Domingo de Ramos".
El padre Olmedo también señaló la importancia de acudir a Jerusalén en Semana Santa como muestra de apoyo a los cristianos locales, que viven discriminados tanto por la población musulmana como por la judía.
"Ser cristiano en Tierra Santa es ser un héroe", asegura Olmedo, para quien "la situación de los cristianos en Medio Oriente es muy difícil" y es necesario recordar con admiración que "nuestros hermanos de aquí han mantenido la fe durante siglos, a pesar de los enormes obstáculos externos y de sufrir fuertes ataques de otro tipo de influencias".
Entre los peregrinos desfilaban miles de cristianos árabes venidos de distintas ciudades de Israel y de los territorios palestinos, encabezados por decenas de boy scouts palestinos que portaban banderas vaticanas.
También participaron en la ceremonia numerosos filipinos, muchos de los cuales trabajan y viven en Israel y son fervientes católicos.
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