Los vecinos del Zaidín siguen su lucha. Este jueves han vuelto a salir a la calle para reclamar la reapertura de la biblioteca de Las Palomas, cerrada este verano, y desalojada la pasada semana por la policía local tras treinta años de existencia. “Nos han Hurtado la biblioteca”, rezan los carteles que los vecinos han colocado en la fachada del edificio de lo que fue su biblioteca, en alusión al apellido del alcalde de Granada, José Torres Hurtado (PP). Desde allí partió la marcha de protesta para dirigirse a la plaza del Carmen, sede del Ayuntamiento, donde se sumaron a la causa escritores y artistas. Miguel Ríos fue uno de ellos. “Una biblioteca no hace daño a nadie, sino que beneficia a la población”, dijo. “La gente está en la calle para que no le cierren una biblioteca, eso para mí tiene un valor testimonial importantísimo", añadió. El cantante granadino fue tajante. Pidió al Gobierno municipal que reconsiderara su decisión y recordó al PP que ganó las elecciones hace ya ocho años por quitar un carril bici en el mismo barrio en el que ahora ha cerrado la biblioteca. “Si pueden ganar por quitar un carril bici, también pueden perder por cerrar una biblioteca”. “Le pido al alcalde y al consistorio, con humildad, que no consideren la mayoría absoluta como un rodillo para ponerse por encima de minorías que reclaman cosas tan razonables como la reapertura de una biblioteca”, afirmó Miguel Ríos. Para él, desde luego, “una biblioteca no puede compararse” con algo tan trasnochado como “un salón para coros y danzas”. Ninguneo Los más de 300 vecinos que acudieron a la concentración piensan lo mismo. “Que no crean que reabrir la biblioteca supondría una pérdida de autoridad, sería un gran triunfo político porque supondría que entienden la sensibilidad de la gente de del barrio”, comentó el cantante. Los vecinos se quejan, precisamente, de “la falta de sensibilidad del equipo de gobierno”, que los ha ninguneado a pesar de que han entregado más de diez mil firmas en contra del cierre de la biblioteca. Ayer lo recordaron en un manifiesto en el que pedían “más cultura y más educación pública”. Los lemas y pancartas aludían a ello. “Medio pan y un libro”, indicaba un cartel que portaba un vecino. Fue lo que dijo García Lorca cuando inauguró la biblioteca de su pueblo natal, Fuente Vaqueros, en 1931: “Yo, si tuviera hambre y estuviera desvalido en la calle no pediría un pan; sino que pediría medio pan y un libro”. La referencia al poeta estaba más que justificada. Porque los vecinos reclaman sus libros y porque el concejal de Deportes, Antonio Granados (PP), respondió a una vecina que se quejó por el cierre de la biblioteca: “Tú necesitas comida para alimentar el cuerpo y tener la posibilidad de leer, porque cuando no comes incluso dejas de leer, ¿no?”. La respuesta dejó estupefactos a más de uno, que pensó que en su hambre mandaba él, pero no en los recursos públicos.