Maya Picasso dice que su padre sabía lo que haría en el papel antes de dibujar
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La hija de Pablo Picasso, Maya, que hoy ha visitado en Barcelona una exposición dedicada al pintor malagueño, ha señalado en declaraciones a EFE que su padre manejaba el dibujo con tal facilidad que "ya sabía lo que haría en el papel antes de dibujar".
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"Primero hacía las figuras y acababa los dibujos con las líneas horizontales, los horizontes o el suelo, y nunca firmaba las obras al acabar los dibujos", comenta Maya Picasso.
Rubricaba sus obras mucho tiempo después, "en el momento en que se vendían, y por eso mucha gente se asusta".
Como autentificadora de las obras del autor del "Guernika", Maya Picasso tranquiliza a aquellos que ante la duda sobre la veracidad de las obras no compran obras de Picasso.
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"Tengo todas las fotos de los dibujos de Picasso sin firmar, que siempre se hacían en un estudio de Grasse, y esto permite cotejar si las obras son auténticas o no", ha declarado la hija del artista.
En el recorrido por la exposición, de la mano del galerista Manel Mayoral, Maya Picasso ha evocado los recuerdos de algunos de los cuadros, alguno de ellos especialmente vinculado a su infancia.
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Ante el lienzo "Village catalan" (1900) ha espetado con total naturalidad que se trata de "un cuadro muy bonito", que se inscribe en el paisajismo que el artista practicaba en ese año coincidiendo con su primer viaje a París y la 'ruta catalana' que le llevó a Horta de Sant Joan, Cadaqués y Ceret (Francia).
Aún se ruboriza como 'hija' cuando ve cuadros de temática erótica como el dibujo "Junyer le satyre", en el que el pintor y coleccionista Sebastià Junyer, amigo de juventud de Picasso, se exhibe con el sexo entre sus manos ante dos prostitutas bajo el lema "Trieu y remeneu" (Buscad y elegid). "Yo no soy ninguna de las dos que aparecen en el dibujo", bromea Maya.
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Ante el dibujo con dedicatoria a Manuel Pallarés, discípulo como Picasso de Modest Urgell, Maya Picasso recuerda que ambos mantuvieron una amistad durante toda la vida y que además fue el que descubrió a su padre Horta de Sant Joan.
"Prueba de esta amistad es -relata Maya- una visita que una vez hizo Manuel Pallarés al estudio del pintor, y mi padre escogió especialmente para él un dibujo entre un montón que tenía en el taller".
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Tras finalizar la visita a la exposición, que reúne 35 Picassos, Maya ha podido ver en la trastienda de la galería las últimas adquisiciones de Mayoral: Barceló, Dalí, Miró, Genovés.
La visión del cuadro de Miró le ha traído viejos recuerdos a Maya: "Miró siempre me fastidiaba, porque cuando mi padre sabía que venía a Barcelona pedía a Miró que viniera a visitarme y siempre se traía a su hija, que es todo lo contrario a mí; ella siempre con vestidos de encajes muy blancos y con las uñas arregladas, y yo con las uñas sucias y mal vestida".
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Peor era su relación con la hija de Ida Chagall, hija del pintor franco-ruso: "Ella me odiaba porque siempre que aparecíamos mis hijos y yo le robábamos la atención porque teníamos más fama".