Este artículo se publicó hace 15 años.
Marsella aclama a Maradona en el amistoso entre Francia y Argentina
El seleccionador argentino, Diego Armando Maradona, recibió hoy una enorme ovación del público francés y del argentino que llenó el estadio Velódromo de Marsella para presenciar el amistoso entre Francia y Argentina.
La aclamación se redobló cuando la megafonía pronunció su nombre, una señal del respeto que el "Diez" tiene en Francia y, en particular, en Marsella, cuyo club estuvo a punto de integrar hace 20 años cuando buscaba una puerta de salida del Nápoles.
La ovación a Maradona fue el punto culminante de una jornada en la que las aficiones francesa y argentina compartieron un ambiente festivo con buena armonía entorno a los colores albicelestes, los de la selección y los del club local, el Olympique de Marsella.
Aunque predominaron los aficionados locales, fueron muchos los argentinos que se acercaron hasta la costa mediterránea francesa para alentar al combinado de Diego Armando Maradona.
Su nombre fue coreado desde los prolegómenos del encuentro, en señal de la admiración que conserva entre la parroquia argentina y el respeto que despierta para los franceses, que le consideran un mito viviente.
En un ambiente festivo pasaron la jornada los aficionados argentinos en los lugares más emblemáticos de la ciudad, entorno al Viejo Puerto de sabor antaño comercial que en la actualidad es la arteria turística de Marsella.
Por esa zona podía verse a muchos aficionados provistos de la remera albicelete, además de las de otros equipos argentinos.
Muchos de ellos viajaron desde España para presenciar el partido, pero el combinado de Maradona pudo contar también con el aliento de la importante comunidad argentina que reside en Francia.
Pronto se agotaron las mil entradas que la Federación Francesa de Fútbol reservó para los visitantes, por lo que muchos de ellos se lanzaron a la caza de la reventa en un estadio que desde hace varias semanas había colgado el cartel de "no hay billetes".
Había dudas por conocer la acogida que el público marsellés otorgaría al combinado de Raymond Domenech, muy criticado por el pobre juego que despliega el equipo. La Federación se encargó de dulcificarlo repartiendo miles de banderas francesas que tiñeron el Velódromo de rojo, azul y blanco.
Los aplausos con los que recibieron a sus hombres contrastaron con los silbidos que escucharon los argentinos al pisar el césped para el calentamiento.
Pero muy diferente fue la acogida a Maradona, que reunió a todos en torno al respeto que se siente por el mítico futbolista.
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