Este artículo se publicó hace 13 años.
Lujo y moda se olvidan de la crisis en Marruecos
Casablanca abre el primer megacentro comercial de África
Un espejismo en el desierto de la crisis. Es la impresión que queda al conocer el proyecto del Morocco Mall, el megacentro comercial y de ocio que Marruecos inauguró ayer por la noche con gran boato. Es el primer centro comercial de este tipo en África y el quinto del mundo. Mientras Europa se derrumba y España se acerca cada vez más al precipicio, el país vecino se asoma a las grandes inversiones. Las empresas del mundo del lujo y de la moda se olvidan de la crisis en el mercado marroquí.
Morocco Mall nació ayer en Casablanca al más puro estilo de los mall (centros comerciales) estadounidenses con una inauguración que buscaba a toda costa el glamour. Venía, supuestamente, de la mano de Jennifer Lopez, cuya actuación era el plato fuerte, un acto vetado a los más de 50 periodistas internacionales invitados a la inauguración del mall por cuestiones de protocolo, según los organizadores: la princesa Salma, mujer del rey, decidió acudir al acto.
El megacentro comercial está promovido por dos empresas de capital 100% marroquí: el grupo Aksal, el principal promotor. Tiene al frente una mujer presidenta: Salwa Idrissi Akhannouch, que fue quien convenció a Amancio Ortega para que en 2004 desembarcara con el imperio Zara en Marruecos confiándole sus tiendas en franquicia. El restante 50% del capital lo tiene el grupo Al Jedaie.
Firmas españolas como Zara, Mango y Cortefiel están presentes en el 'mall'
Ambas empresas han invertido 175 millones de euros en el proyecto, que quieren exportar al resto de las grandes ciudades marroquíes, primero y, después de consolidarlo, al área del Magreb. Con el trasfondo de la crisis, el grupo Aksal quiere dar cobijo a esas marcas que, preocupadas por la incertidumbre que hay en Europa y por mantener el nivel de ventas en el que era tradicionalmente un mercado pujante, deciden escapar de la amenaza de la recesión que vaciaría las tiendas de clientes.
Las marcas de lujo como Dior o Gucci desembarcan en el megacentro comercial junto a varias empresas españolas, como el grupo Inditex, pero también Mango (propiedad de Isak Andic) o Cortefiel (ahora en manos de fondos de capital riesgo).
Pocos marroquíes se acercarán a comprar (seguro que sólo a ver) a Morocco Mall, porque sus salarios de 200 euros de media no dan para comprar ropa de Dior, y menos a precio europeo. El cliente buscado es el turista extranjero. "Nosotros no sentimos la crisis porque nos dedicamos al mundo de la franquicia, esencialmente de moda y antes en Marruecos no existía esta oferta", asegura Philippe de Fraiteur, director de proyectos del grupo Aksal.
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