Este artículo se publicó hace 15 años.
Lorca y Pasqual unen por primera vez a Nuria Espert y Rosa María Sardá en Madrid
Nuria Espert y Rosa María Sardá se confiesan: la primera "nunca había tenido tanto miedo a un papel", la otra está "acojonada". Con esta sinceridad, dos grandes de la interpretación afrontan juntas por primera vez en un escenario de Madrid "La casa de Bernarda Alba", el clásico de Lorca.
Tras su paso en mayo y junio por el Teatro Nacional de Catalunya con más de 26.000 espectadores, Nuria Espert y Rosa María Sardá llegan al madrileño Teatro Español, desde hoy y hasta el 25 de octubre, con el drama más universal del poeta granadino, que explica "de qué materia estamos hechos" según el director de escena Lluis Pasqual.
"Es un retrato de la intolerancia de la derecha en este país", ha destacado Pasqual sobre la vigencia del drama del poeta granadino. quien en el papel de Bernarda reflejó la imposibilidad de defender los valores de la derecha. "Ella nunca explica en que se fundamentan sus valores, igual que la derecha, porque sus valores no se pueden defender", ha añadido.
En su presentación en Madrid, Pasqual ha señalado que hacer Lorca es "un sueño y, en teatro, un sueño es que todos los elementos como el reparto se conjunten como una constelación", y ha subrayado que no ha pretendido hacer "nada nuevo" con este Lorca.
"'La casa de Bernarda Alba' es una obra de absoluta madurez, siempre me había dado mucho miedo", ha dicho Pasqual, que ya se ha puesto al frente en la dirección escénica de otras obras de García Lorca como "El público" o "Comedia sin título", representadas en el Centro Dramático Nacional.
Para Pasqual, la intención del poeta granadino con esta obra, escrita en 1936, fue la de reflejar poéticamente la realidad, como lo hizo Luis Buñuel con Las Hurdes o Pablo Picasso con El Guernica, algo que él ha tratado de conseguir con un montaje cercano. "Es una obra en la que se espían constantemente, es una obra de susurros y yo quería que la gente la viera de cerca".
Por eso, él mismo y las actrices aseguran que el escenario del Español, como el del Teatro Nacional de Catalunya, es "íntimo" y mete al espectador en esa casa cerrada a cal y canto donde la matriarca viuda se convierte en verdugo de sus cinco hijas, encadenadas a la casa familiar y a la sombra de la muerte.
Precisamente, Nuria Espert que hará de Bernarda por primera vez tras meterse en los papeles lorquianos de Yerma y Rosita la soltera, ha afirmado que el escenario de las Naves del Español es "agresivo" y que "ha salido un espectáculo cálido, cercano, inquietante y no convencional".
Sobre su Bernarda, Espert reconoce que tiene un papel "bien difícil". "Nunca había tenido tanto miedo", confiesa la actriz catalana, quien cree que Bernarda tiene un papel en la vida que en realidad no le satisface.
"Esta pobre mujer condena a sus hijas y se condena a sí misma, porque su vida y su rol son los de carcelera", ha añadido Espert, tras lo cual ha sentenciado: "Bernarda me ha producido un placer que no esperaba".
Enfrente tiene a la vieja criada, La Poncia, con la que Rosa María Sardá se estrena haciendo un Federico García Lorca. "Es mi primer Lorca y mi primera Nuria Espert y esto acojona a cualquiera; menos mal que no era mi primer Lluis Pasqual", quien le dijo cuando le propuso el papel: "Tú te callas y te subes al escenario, que vas a hacer de Poncia".
Así, la también actriz catalana reconoce que interpreta el papel de la mano de dos amigos con "la inocencia, la frescura, el descaro y la irresponsabilidad de una actriz que comienza".
Junto a ellas y sobre el escenario doce actrices de reparto, entre las que destacan las hijas de Bernarda: Angustias (Rosa Vila), Magdalena (Marta Marco); Amelia (Nora Navas); Martirio (Rebeca Valls) y Adela (Almudena Lomba), además de otras catorce actrices en el papel de vecinas, con Paco Azorín como escenógrafo.
"La casa de Bernarda Alba" arranca cuando Bernarda Alba decide llevar el duelo más riguroso después de haber enviudado por segunda vez, un drama rural sobre el fanatismo y los convencionalismos sociales ambientado en el pueblo de Asquerosa (actualmente llamado Valderrubio) al que se trasladó la familia de García Lorca en 1907.-
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